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((**Es14.290**) Celebrábase aquel año el jubileo extraordinario por la exaltación de León XIII al solio pontificio. En mayo fue el párroco de San Benigno al Oratorio para pedir que fuera un Salesiano a predicar un triduo de preparación para el logro de las santas indulgencias. Se le contentó en seguida, enviándole a don Julio Barberis, que, puesto que estaba designado para director de la nueva casa, podría ver qué obras eran indispensables antes de ocupar el edificio. Más tarde envió don Bosco a don Juan Cagliero y a don Julio Barberis a Ivrea, para saludar al nuevo Obispo, monseñor David Riccardi, y pedir las licencias ministeriales. Su excelencia se mostró tan condescendiente que llegó a decir: -Si hace falta, tómense enhorabuena todas las facultades, que ustedes saben puede conceder un Obispo católico. Recibida después en su día la comunicación del ingreso de los Salesianos en su diócesis, expresó su alegría por el feliz acontecimiento y manifestó sus deseos de que su estancia, de la que esperaba un gran bien, fuera excelente y duradera 1. Los primeros moradores de la casa de San Benigno fueron los clérigos novicios del curso escolar 1878-79. Terminados sus exámenes el 3 de julio, salieron el día 5 de Turín; eran cincuenta, e hicieron el viaje a pie hasta la nueva residencia, para pasar allí las vacaciones veraniegas. Fueron recibidos jubilosamente por las autoridades y la población. Faltaban muchísimas cosas; pero siempre ha sido muy útil que, en el período preparatorio, nuestros novicios se encontraran en la ocasión ((**It14.335**)) de tenerse que ingeniar para remediar de algún modo las necesidades de la vida. Pese al deseo, más aún al propósito, de trasplantar el noviciado a San Benigno, don Bosco quiso asegurarse bien de si el lugar era apto, antes de reunir allí definitivamente a los novicios del año siguiente. Esta fue la razón por la que dispuso que los clérigos fueran a pasar allí las vacaciones; quería hacer con ello un experimento. Después, en el mes de septiembre, durante los ejercicios de Lanzo, encargó a don Miguel Rúa, a don José Lazzero y a don Julio Barberis que examinaran si la casa era conveniente o no y después comunicaran sus impresiones al Capítulo. El informe fue favorable por varios motivos. Sólo encontraron dos obstáculos; el primero, que aquella casa siempre estaría a cargo de la casa madre con notable aumento de gastos, por ser muy pocos, de ordinario, los novicios que pagaban algo; el 1 Carta a don Julio Barberis, Ivrea, 8 de julio de 1879. (**Es14.290**))
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