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((**Es14.251**) desde el primer día de su llegada a instruir a muchos indios adultos para que pudiesen recibir pronto el santo bautismo: y quedamos los tres muy compensados de nuestros trabajos y sufrimientos con las primicias que pudimos ofrecer a Dios en las majestuosas orillas del Río Negro. El primero de junio, fiesta de Pentecostés, asistido por los dos misioneros salesianos, en una hermosísima llanura y a cielo descubierto, celebré el santo sacrificio de la Misa. Asistía el General con todo su estado mayor y los batallones en orden de gran parada... íEra la primera vez que se inmolaba la Hostia de paz en aquellos desiertos; la primera vez que el estandarte de la Cruz bendecía aquellas tierras recorridas por el bárbaro e infeliz salvaje! Después de la santa misa, se cantó un solemne Te Deum, se tomó posesión de las tierras patagónicas y se bautizaron sesenta indios, que fueron incorporados al ejército. El 2 de junio, don Santiago Costamagna bautizó otros veintidós indiecitos, tres niños de familias cristianas y catorce indias adultas. El 4 de junio bautizó a otros nueve indios, que el día 2 no estaban todavía bien preparados. Al día siguiente, después de haber hecho el ministro con parte de las tropas una exploración del Neuquén, partimos para Patagones... El 21 de junio llegamos finalmente a Patagones, donde se dio enseguida comienzo a la santa misión, con misa cantada y sermón del padre Costamagna. Esperamos abundante fruto. Acabada esta misión, volveremos a penetrar en el desierto ((**It14.289**)) y a catequizar con más comodidad a tantos pobres indios, que esperan del misionero su bienestar espiritual y material>>. Es útil conocer este lugar estratégico de las futuras misiones salesianas. Patagones tenía casi un siglo de vida con una población de cuatro mil habitantes, emplazada a ambas márgenes del Río Negro, a unos cincuenta kilómetros del Atlántico. La orilla izquierda del río tomó el nombre de Carmen de Patagones, por la Virgen del Carmen, cuya imagen habían arrebatado los Patagones a los Brasileños en un combate naval; la orilla derecha se llamaba Mercedes de la Patagonia, por encontrarse en los confines de este territorio. Aquí encontraron al padre Sabino, paúl, su compañero de infortunio en el naufragio de 1878, y además a un tal Antonio Calamaro, sacristán, natural de Voltri, y antiguo alumno de Lanzo; el 23 de junio se puso éste a cantar un himno onomástico en honor de don Bosco, aprendido por él catorce años antes. Los misioneros estuvieron de regreso en Buenos Aires a fines de julio. La narración de lo que, con la ayuda de Dios, habían hecho en tres meses y medio de misión, entusiasmó tanto al Arzobispo que el 5 (**Es14.251**))
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