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((**Es14.204**) Excelencia Reverendísima: Me han informado que ayer V. E. Rvma. tuvo ocasión de reunirse en Chieri con varios miembros de aquel respetable Cabildo y tratar sobre el Oratorio de Santa Teresa perteneciente a la Congregación Salesiana y sobre lo que en él se hace en los días festivos en favor de las chicas de la ciudad. Me han informado también de que al saber V. E. el bien que allí se hacía, manifestó su satisfacción, y expresó cuál era su ánimo con respecto a este punto a los pocos que se mostraron contrarios. Con la confianza de que V. E. quiera dispensarnos su gran benevolencia, creo oportuno presentarle copia de un Breve del Padre Santo Pío IX, de feliz memoria, en el que nos apoyamos para el ejercicio de las funciones religiosas que hacemos en dicho Oratorio, como en las demás iglesias que nos pertenecen en Italia, Francia y América. En nombre de don Bosco, que actualmente se encuentra en Marsella, presento a V. E. una copia, con el único fin de que tenga un argumento más para convencer a los disidentes, de que los Salesianos están en regla y no sólo autorizados por V. E., sino también por la Santa Sede y que, por tanto, no nos pongan obstáculos en el camino del bien por un vano temor. Y puesto que se me ofrece ocasión propicia, le notifico que, después del coloquio privado que tuve con V. E., a mediados del mes pasado, hemos presentado, al M. Rvdo. señor Canónigo Lione, Vicario Foráneo de Chieri, el siguiente plan de convenio, que nos parecía razonable y que no impediría el fin del Oratorio. I. Si las funciones se tienen al mismo tiempo que la instrucción parroquial, quedarán excluidas del Oratorio las mujeres casadas y las otras de mayor edad; II. Las otras jóvenes tendrán libertad para asistir a las funciones donde más les agrade. Esta propuesta, contra lo que esperábamos, fue rechazada por inaceptable. ((**It14.232**)) Al agradecer a V. E. el favor con que nos anima a trabajar según nuestro fin en su archidiócesis, le ruego siga prestándonos su benevolencia. Encomiendo a la caridad de sus oraciones a mi pobre persona, a toda esta Casa y, especialmente, al querido don Bosco. Acepte los sentimientos de profunda veneración y grandísimo aprecio con que beso reverentemente su sagrado anillo y me profeso De V. E. Rvma. Turín, 13 de enero de 1879 Su atto. y s. s. MIGUEL RUA, Pbro. Pero los adversarios del Oratorio estaban allí y no se resignaban, y se les iba la lengua sin descanso. Don Juan Bonetti, apenado por las continuas maledicencias, rogó por carta al cura párroco que desistiera de su actitud hostil, que tanto daño hacía a las almas y daba pie a habladurías nada edificantes. Pedíale perdón si, de alguna manera, le había ofendido, le invitaba a visitar el oratorio en señal de paz, confesándole que, de todos modos, no le acobardaban las molestias, sino que le infundían ánimo. La viveza del tono y algunas frases algo picantes ofendieron al destinatario, que, interpretando mal los sentimientos (**Es14.204**))
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