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((**Es13.830**) 47 Dos cartas de don Pedro Guidazio a don Bosco desde Montefiascone A Carísimo y amadísimo don Bosco: Si me dejase llevar por mi deseo, sin considerar sus muchas ocupaciones, querría escribirle cada día, aun a costa de ser tachado de indiscreto. Pero ahora, teniendo en cuenta la circunstancia de las fiestas navideñas, no podría dispensarme de escribirle, aunque sólo fuese para felicitarle las fiestas y encomendarme a sus oraciones, para que me alcance del Niño Jesús, que sea todo suyo, que no viva más que para él, como es mi deseo, aunque por mi pusilanimidad no siempre correspondan a ello las acciones. Había prometido hacernos una visita: el tiempo se acerca y le esperamos todos con los brazos abiertos. Le aseguró que dará a todos una gran satisfacción. Iremos a esperarle a Orvieto o a Viterbo. Mientras tanto, creo oportuno prevenirle de algo, que he podido serenamente observar desde que estoy aquí y que me ha obligado a cambiar mi primera opinión. No me entretendré en la absurda e inexplicable disciplina, por la que los jóvenes se ven obligados a permanecer encerrados todo el día en las habitaciones, divididos en grupos de a cuatro. Lo que conviene que usted sepa es que me parece muy difícil que Monseñor, pese a su expreso deseo, logre traspasar este colegio a don Bosco. Y esto, por dos razones. La primera, porque habría que despedir a todos los superiores y empleados, los cuales perciben un sueldo, que absorbe toda la renta del colegio, ((**It13.980**)) que es de veintiuna mil quinientas liras, sin contar la pensión de los internos y, substituirlos por otros tantos salesianos, que harían lo que ahora no se hace, ni se hará jamás. La otra razón está en los prejuicios inveterados en cuanto a educación y enseñanza. San Jerónimo y Sulpicio Severo y hasta Lohomond, autores que yo había sugerido en varias clases, provocan la risa, y quieren a Horacio y Cicerón, a Cicerón y Horacio, hasta los que no entienden una jota de Cornelio. Aritmética, Griego, Historia y Geografía eran cosas nuevas, el italiano estaba abandonado de tal forma, que, por compasión de mis alumnos, me he encargado yo mismo, y se lo enseño cada quince días juntamente con el Griego, la Historia y la Geografía en las dos clases 1. En cuanto a educación, baste saber que, habiendo dicho una vez en presencia del Obispo, que en todas nuestras casas todos los Superiores van a recreo con los muchachos, sin excluir al Director, y que juegan y bromean con ellos, se extrañaron mucho, y dijo Monseñor que él no permitiría nunca nada semejante, porque haría perder todo respeto al Superior; de manera que me arrepentí de haber hablado, temiendo haber dado un escándalo. Y, sin embargo, bromeo y río en clase y obtengo 1 Carta a don Celestino Durando, en enero de 1879: <>. (**Es13.830**))
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