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((**Es13.684**) exhortaciones a los hermanos, había otro tema que le ofrecía materia inagotable para sus charlas de la noche a los jóvenes, para sus encuentros con quien pareciese que podía encaminarse al estado eclesiástico o religioso, para sus entretenimientos espirituales con los novicios, necesitados a menudo de ser puestos en guardia contra las asechanzas del demonio o las seducciones del mundo. Este tema era la vocación. ((**It13.807**)) La vocación. El 18 de junio, a poco de haber terminado los muchachos sus ejercicios espirituales, fue don Bosco a darles las <> y desarrolló un concepto que le era familiar cuando hablaba sobre la vocación, a saber, que ninguno debe hacerse sacerdote para ganar dinero y socorrer a los padres. Describió, de una manera escultural, la castidad necesaria al sacerdocio. >>Qué queréis que os diga? Os digo que estoy contento de veros. >>Solamente? >>Nada más? Muy poco sería eso. Convendrá concretar algo más y exponerlo. En todas estas fiestas que hemos celebrado, y en las que todavía quedan, la de Nuestra Señora de la Consolación, la de san Luis (íla de san Juan!, se oía apuntar a los muchachos), la de san Juan, la de san Pedro y otras que vendrán antes del fin de año, hay algo que sería de gran importancia hacer y es el pensar en la propia vocación. Algunos ya habrán pensado en ello y solamente esperan todavía el decidirse definitivamente. Por eso, acostumbraba yo todos los años dedicar un tiempo a los que quisiesen hablarme sobre este tema: y también este año celebraré que los alumnos del quinto y del cuarto curso de bachiller, y aun otros que quisieran tratar sobre su vocación, vengan a mi habitación cualquier día de fiesta, después de vísperas. Sin embargo, hay algo que también puede decirse aquí. Cuando uno se siente llamado al estado eclesiástico, es todavía de la mayor importancia el ver si es mejor entregarse a él en el mundo o ingresar en una congregación. El que quiere abrazar el estado eclesiástico, debe tener un fin modesto y santo, a saber, el de salvar la propia alma. >>Y no se podrá ayudar a los padres? Es algo muy justo y santo ayudar los padres; para eso podéis haceros comerciantes, zapateros o lo que mejor queráis, y así ayudar a los padres y a otros, y disponerlo todo como queráis u os plazca, según vuestras ganancias. >>Pero un sacerdote no podrá darles limosna como a cualquier otro, si se encontrasen en necesidad? Sí, siempre podrá hacerlo, mas no para enriquecerlos o hacerles cambiar de situación. Y, a este propósito, siempre se presenta la acostumbrada objeción. -Pero muchos sacerdotes, el tal y el cual, tienen, hacen este negocio, han comprado unas fincas, se han hecho ((**It13.808**)) ricos, han enriquecido a sus familias, etc. Entonces, >>han hecho mal todos éstos? Yo no quiero juzgar a ninguno: solamente observo lo que dice el Divino Salvador con las palabras y el ejemplo, y la Santa Iglesia con sus cánones. Dice el Apóstol expresamente: el que quiere entregarse al ministerio de Dios, no se dedique a los (**Es13.684**))
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