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((**Es13.354**) la circunstancia para alegrar al auditorio y preparar el camino de lo que quería decir. Aquí hay una cartita... con una moneda de oro de cinco céntimos (risas). íY cuántas faltas de ortografía! (risas). Y, como está prohibido tener dinero, así ninguno vendrá a reclamarlo (poniéndose la moneda en el bolsillo) y servirá para pagar las deudas del Oratorio (risas) y para que todos estéis alegres el día de María Auxiliadora. Estamos en la fiesta de Pentecostés, en la novena de María Santísima Auxiliadora. Durante este mes, se obtienen cada día muchas gracias de la Virgen. Unas veces son personas que vienen aquí a esta nuestra iglesia a pedir favores o a agradecer los recibidos; otras, llegan cartas de lejos con relatos de sucesos admirables, atribuidos a la invocación de nuestra buena Madre, y que expresan la gratitud de los agraciados. Pero las gracias más grandes son las que no se conocen. íCuántas y cuántas personas hay que, por intercesión de María Santísima, pudieron ordenar los asuntos de su alma! Y, sin ir más lejos, aquí en nuestra casa son innumerables las gracias obtenidas y que se van obteniendo por muchos jóvenes, que invocaron a María con el título de Auxilium Christianorum, y obtuvieron gracias espirituales. Uno logró perder una mala costumbre, otro adquirió una virtud difícil de practicar... Os recomiendo, pues, por cuanto sé y puedo, que invoquéis todos a María Santísima en esta novena. Esta Madre piadosa concede fácilmente las gracias que necesitamos, y sobre todo las espirituales. Ella es poderosísima en el Cielo y cualquier gracia que pida a su Divino Hijo, le es concedida al instante. La Iglesia nos da a conocer el poder y la benignidad de María con aquel himno que empieza: Si coeli quaeris ianuas, Mariae nomen invoca. (Si buscas las puertas del cielo, invoca el nombre de María). Si, para entrar en el cielo, basta invocar el nombre de María, preciso es decir también que Ella es poderosa. Su nombre es representado como puerta del cielo, y todos los que quieren entra en él deben encomendarse a María. Recurramos nosotros a Ella, especialmente para que nos ayude en el momento de la muerte. La Iglesia, en efecto, dice en otro lugar que María, por sí sola, es terrible como un ejército ordenado para la batalla, que lucha contra los enemigos de nuestra alma. Aunque, en el sentido literal de la Sagrada Escritura, estas palabras se refieren a los enemigos de la Iglesia, sin embargo el espíritu de la Iglesia misma las refiere también a nuestros enemigos particulares en las cosas del alma. Sólo al oír el nombre de María, se dan a la fuga los demonios. Por eso, es llamada Auxilium Christianorum, Auxilio de los Cristianos, lo mismo contra los enemigos exteriores que contra los enemigos interiores. ((**It13.410**)) Nosotros principalmente debemos encomendarnos a Ella, nosotros que celebramos su fiesta de manera particular como nuestra propia fiesta, aun cuando sea fiesta de la Iglesia universal. Por este motivo os recomiendo cuanto sé y puedo, y deseo que mi consejo quede grabado en vuestra mente y en vuestro corazón; invocad siempre el nombre de María, especialmente con la jaculatoria: Mariá Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Es una oración breve y muy eficaz, según lo dice la experiencia. La he aconsejado a muchos y todos, o casi todos, me dijeron que habían obtenido estupendos resultados. Otros me aseguraron lo mismo, aunque nadie se lo había aconsejado, sino que habían adquirido el habito de rezarla por sí mismos. Todos nosotros tenemos nuestras debilidades, y, por eso, todos necesitamos auxilio. Por tanto, cuando querais obtener una gracia espiritual, tomad la costumbre de rezar, de vez en cuando, esta jaculatoria. Es una gracia espiritual verse libre de tentaciones, (**Es13.354**))
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