Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.341**) Hace muchos meses que una verdadera lluvia de cartas amenaza a los salesianos con penas eclesiásticas, rehúsa conferir ordenaciones o suspender de hecho a predicadores y confesores, como al Rector de la casa madre y al mismo superior de la Congregación. He escrito, he rogado a ilustres personajes que interpusieran sus buenos oficios para mitigar tan severo comportamiento, tanto más cuanto que él mismo había elevado sus reclamaciones a la Santa Sede. Inútiles solicitudes. Y queriendo asegurarse y ponernos en la imposibilidad de usar las mismas armas de defensa, me escribió dos cartas amenazadoras, una de las cuales es del tenor siguiente: Si presenta... 1. Puestos los salesianos en la imposibilidad de expresar de alguna manera sus razones, no me quedaba más camino que recurrir a la Madre, a la maestra de la verdad; por esto, con gran molestia y daño, me vi obligado a interrumpir los asuntos de la Congregación en Europa y en las misiones extranjeras para venir a Roma, en demanda de dirección y de justicia. Después de mi salida ha seguido monseñor Gastaldi dirigiendo cartas, manuscritas unas, impresas otras, a muchas acreditadas personas; además, hizo convocar para el 18 de diciembre de 1877 a los canónigos de la iglesia Metropolitana para que condenaran una hoja impresa que sin subsistente fundamento él atribuye a los salesianos. ((**It13.394**)) Los canónigos no condenaron, sino simplemente reprobaron la manera de hablar del Arzobispo de aquel impreso. El mandó imprimir un artículo en este sentido en el diario L'Unit… Cattolica, pero el director lo rehusó resueltamente. Fue publicado en el Emporio Popolare del día 20. Invitó de nuevo a los párrocos de Turín a reunirse, proponiéndoles que condenaran a la Congregación Salesiana por el impreso anónimo. Pero los párrocos, haciendo observar que el asunto en cuestión había sido sometido al juicio de la Santa Sede, no quisieron tomar en consideración aquella propuesta. Entonces el Arzobispo (22 del mismo mes) procuró que fueran convocados otra vez los canónigos, a fin de que pronunciasen una sentencia de condenación explícita de la conocida hoja y de la Congregación Salesiana. Pero también ellos se negaron, y, como aseguran algunos que estaban presentes, se limitaron a rogar al Padre Santo que interpusiera su autoridad para poner fin a aquellas controversias. Pero no satisfecho Monseñor con tales resultados, convocó de nuevo, con una circular especial, a todos los párrocos de la ciudad de Turín en su palacio episcopal para el día 2 del corriente mes. Después de haberles recomendado el catecismo de los niños, pasó a inculcar la unión de los párrocos con su pastor, recordó los beneficios que les había otorgado e invocó su apoyo para un negocio de suma importancia que dentro de poco les manifestaría. Todos atendieron, según me escriben, que se aludía a otra próxima invitación para unirse a él contra los salesianos. Los periódicos lo recogen todo y todo lo publican, haciendo fantásticas interpretaciones. Porque los malos se valen de ello con regocijo para publicarlo a bombo y platillos contra la religión. Puede V. E. hacerse una idea de ello por algunos periódicos, que seguramente por desprecio me enviaron, y que me tomo la libertad de unir a esta carta. Estoy convencido de que esa propaganda y esas malignas interpretaciones se habrían evitado, si se hubiese cumplido lo que V. E. había escrito. De todos modos el Arzobispo querría que la difusión de la hoja anónima se cargase a los salesianos, y para este fin sigue haciendo acusaciones impresas, de palabra y por 1 Véase más atrás, pág. 308, la carta del Arzobispo del día primero de diciembre de , 1877. (**Es13.341**))
<Anterior: 13. 340><Siguiente: 13. 342>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com