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((**Es13.340**) Antes de que los ya dichos cuidados mayores absorbieran los menores, es más, casi la víspera, un acto de don Bosco cerró, por así decirlo, el ciclo de vicisitudes que se sucedieron en la fase que acabamos de trazar del todavía largo altercado. Mientras él, de viaje hacia Roma, se apeaba en La Spezia y visitaba la casa, abierta pocos días antes, por deseo de Pío IX, llegó al Oratorio a su nombre esta comunicación: Reverendo Señor: Han llegado, a esta Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, los papeles y documentos pedidos 1 y por orden recibida de N. S. serán sometidos a serio examen. Mientras tanto, he de advertirle que esta Sagrada Congregación interesa vivamente a su fe y prudencia para impedir que todos los miembros y cooperadores de la Congregación Salesiana dependientes de usted, aun indirectamente, den a la imprenta o publiquen otros escritos de cualquier clase, relativos a las desavenencias promovidas con el Rvmo. Arzobispo de Turín. Y en la seguridad de que se atendrá a cuanto más arriba le significo, le auguro todo bien A la orden de V. S. Roma, 21 de diciembre de 1877. S. Card. FERRIERI, Prefecto A. Arzobispo de Mira. ((**It13.393**)) Se le reexpidió la carta a Roma, y le ofreció la oportunidad de recoger los hilos de la controversia en una relación para el cardenal Ferrieri, que concisamente nos presenta el origen, el desarrollo y las consecuencias. Eminencia Rvma.: Hace pocos días, cuando tuve el alto honor de recibir la audiencia de V. E. Rvma., olvidé agradecerle vivamente la carta, que se dignó escribirme y la benévola manera con que me recomendaba evitar toda publicación en lo referente a la controversia entre la Congregación Salesiana y el señor Arzobispo de Turín. Puedo, por tanto, asegurar a V. E. que, ni al presente ni en el pasado, ni por mí, ni por ninguno de los que de mí dependen, jamás se publicó, en modo alguno, nada que pudiese interpretarse desfavorablemente a nuestro veneradísimo Arzobispo Ordinario. Tendré que observar esto cada vez más escrupulosamente, después de este sabio consejo, especialmente desde las reclamaciones que fueron elevadas al Supremo Tribunal de la Santa Sede, al que los católicos de toda condición deben someterse respetuosamente; es más, alegrarse de cualquier juicio que pronuncie este infalible tribunal. íOjalá hubiese querido el Señor que fuera ésta la conducta mantenida por estro dicho Arzobispo! Las cosas no se habrían enredado tanto, como por desgracia se encuentran hoy día. 1 La lista documentada de los favores y privilegios obtenidos de la Santa Sede. (**Es13.340**))
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