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((**Es13.311**) para ir al pueblo a celebrar y predicar en la fiesta de San Juan Bautista. Se pidió el permiso para ello. El secretario contestó que Monseñor quería saber ante todo estas cuatro cosas: 1.°, dónde había hecho los estudios teológicos; 2.°, con qué permiso había entrado en la Congregación Salesiana; 3.°, cuándo había emitido los votos; 4.°, por qué no se había presentado a él para las ordenaciones. El arcipreste satisfizo el deseo del Arzobispo contra la voluntad de don Angel Rocca. Entonces, el canónigo Chiuso replicó que, a pesar de todo, el Arzobispo no permitía que don Angel celebrara en Rivara, y añadió que él creía que Monseñor actuaba de esta manera, contra él en particular, para castigarle de su salida del seminario ipso invito (contra su voluntad). Don Angel Rocca, recelando algo poco halagüeño, hizo sólo una breve escapada a la fiesta, de la que era mayordomo su padre. Pero, en septiembre tuvo que volver a Rivara, por graves asuntos familiares, y, como no quería privarse de la gracia de celebrar 1, acudió a otro ardid. Había en la casa paterna una capilla privada, cuya propiedad habíase cedido a la Congregación juntamente con la parte del edificio que a él le correspondía; consideró él aquella capillita como abierta en una casa de la Congregación y, por tanto, completamente fuera de la jurisdicción episcopal, y en ella celebró durante una semana, menos el ((**It13.359**)) domingo. La cosa llegó a oídos de Monseñor, el cual mandó escribir a don Miguel Rúa: Muy Rvdo. Señor: S. E. Rvma. el señor Arzobispo me encarga decir a V. S. que está informado de que el reverendo don Angel Rocca, de Rivara, que salió del seminario de Turín sin conocimiento de nadie y entró en la Congregación Salesiana, sin pedir las testimoniales a su Arzobispo, hace unos meses estuvo algunos días en su pueblo natal y celebró la santa misa dentro de su casa, y dijo al administrador de la parroquia de Rivara, que aprovechaba para ello el derecho de oratorio privado concedido a los salesianos. El señor Arzobispo, para cumplir uno de los gravísimos deberes de su ministerio, que es el de velar atentamente sobre la sagrada eucaristía, pide por mi mediación a don Miguel Rúa comunicación del rescripto pontificio, con el que el Padre Santo concede a los salesianos en general el oratorio privado. Con toda la debida estima, De V. S. M. Rvma. Turín, 9 de noviembre de 1877. Atento y s. s. FRANCISCO MAFFEI, Teólogo Secr. arzobispal 1 Carta de don Angel Rocca a don Joaquín Berto, Spezia, 29 de diciembre de 1877. (**Es13.311**))
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