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((**Es13.249**) diaria a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen; pero en común no se añadiese nada más. El segundo motivo era para no dar demasiado pie a las críticas de los malos. Todos tenían los ojos puestos en los salesianos, así los particulares como el público. En unos tiempos, en los que reinaba el afán de echar por tierra todo lo que supiese a religión, y se buscaban pretextos de toda clase para destruir las instituciones sagradas, se manipulaba adrede la enseñanza y se cambiaban una y otra vez los programas, para que los religiosos, apegados a sus métodos antiguos, no pudiesen responder a las exigencias de la enseñanza moderna, si los enemigos de la Iglesia viesen en los colegios salesianos tantas prácticas de piedad, los harían al momento blanco de su acosamiento. -Nosotros, siguió diciendo don Bosco, tenemos que vérnoslas con el espíritu del siglo, enemigo poderoso y de muy refinada malicia. Desde el momento en que quisiésemos luchar abiertamente con este enemigo, quedaríamos en seguida derrotados e inutilizados para todo trabajo. Atengámonos siempre a la legalidad, condescendamos muy de veras y siempre donde se pueda; amoldémonos a las exigencias modernas, a las costumbres y usanzas de los diversos lugares, con tal que no se tenga que obrar contra conciencia. Antes que declararnos en lucha contra las autoridades, resignémonos a pasar por culpables, aun cuando tengamos la razón; condescendamos con todos los reglamentos, decretos y programas. De esta manera seremos apreciados, nos dejarán actuar (y esto vale más), y al mismo tiempo no haremos nada contra conciencia. ((**It13.284**)) Esta idea sobre la conveniencia de evitar siniestras impresiones en los profanos, con signos exteriores de piedad no necesarios, ya se había presentado dos veces durante el Capítulo General. En la conferencia propuso alguien que en cada dormitorio se encendiese, bajo una estatuita de la Virgen, una lucecita semejante a las lámparas de las iglesias, de suerte que, cuando uno se despertase, corriera en seguida con la mirada a la Virgen María. Pareció bien a todos la hermosa idea, pero don Bosco opuso una observación <>, según comenta el acta. -Si alguna persona maliciosa viniere a visitar nuestras casas, >>qué. diría al ver en cada dormitorio un altarcito? Nos acusaría de superstición; y nosotros, teniendo en cuenta los tiempos en que nos encontramos y las circunstancias que nos rodean, tenemos que andar con cautela en este punto. Debemos ingeniarnos por grabar, hasta donde sea posible, la religión en los corazones de todos y grabarla profundamente; pero con la menor exterioridad posible. Y aunque en las cosas (**Es13.249**))
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