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((**Es13.247**) jurisdicción; estos dos términos expresan con exactitud lo que se quería y suenan bien hoy día a los profanos, pues son usados también en la administración civil y escolar. En segundo lugar, la edad del Inspector. >>Convenía fijar una edad mínima entre las condiciones necesarias para ser elegido? Al componer las Reglas don Bosco había preferido hacer caso omiso de la edad en todos los cargos; por eso en las redacciones primitivas y en el texto ((**It13.281**)) enviado a Roma para la aprobación, no se hablaba nunca de edad, cualquiera que fuese el cargo a elegir. Roma, en cambio, quiso treinta y cinco años para los cargos mayores. Pero, como la Congregación estaba todavía en la época de su nacimiento, generalmente sus miembros no llegaban entonces a la madura virilidad; por lo que fue necesario en seguida pedir dispensas temporales para la observancia de aquella regla. En cuanto a los Inspectores, evidentemente no se podía hablar de su edad en las Constituciones, porque, cuando éstas se aprobaron, aquéllos no existían todavía; por esto, el Capítulo General dejó pendiente el problema, aguardando a ver qué haría la Congregación de Obispos y Regulares, cuando se le presentasen las deliberaciones de Capítulos Generales en torno a las Inspectorías. Según el concepto de don Bosco, expresado en la decimoséptima conferencia, el Inspector Salesiano es <>. Con el tema de las Inspectorías salió a relucir la cuestión de los poderes que se debían reconocer en el Rector Mayor. En este terreno don Bosco tendía manifiestamente a ensanchar los límites, mirando a obtener que toda la marcha general de la Sociedad dependiese del Rector Mayor. Hubo quien creyó oportuno hacer una observación. Mientras se trataba de don Bosco personalmente, todos querían que tuviese una autoridad sin limitaciones de ninguna clase, pero había que pensar también en los que vendrían después. -Y precisamente por esto, interrumpió don Bosco, yo voy con tiento y pongo mucho cuidado en que no se interfiera la autoridad del Rector Mayor. Si se tratase de mí, no lo necesitaría, pues, en lo poco o en lo mucho, me dejáis hacer lo que me parece; y, además, teniendo yo en mis manos el hilo de todo, casi no se podría tampoco actuar diversamente. Pero yo he de mirar por los que vendrán después de mí. (**Es13.247**))
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