Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es12.63**) Al final hablaré yo, no de una casa en particular, sino de la marcha de la Congregación y de las cosas principales acaecidas durante este año, que fueron muchas. Tiene la palabra el Director de Borgo San Martino. Don Juan Bonetti dijo que su colegio era demasiado pequeño para la enorme cantidad de peticiones que se recibían; que no había hasta el momento ningún enfermo en casa; que los hermanos necesitaban freno en su trabajo, pues los mismos profesores normales querían encargarse de los repasos por la noche; que todos estos trabajos se vieron coronados con el aumento de vocaciones al estado religioso y eclesiástico, fruto de las florecientes Compañías religiosas. Las escuelas municipales, confiadas a los Salesianos, se habían ganado, con sus buenos resultados, la confianza de las familias y de las autoridades locales; tenían ciento treinta alumnos. Habiendo caído enferma la maestra municipal, nuestras hermanas (así se decía entonces), que habían abierto una casa el año anterior en el colegio, iban a dar clasea las niñas con inmenso placer de la población, que ansiaba que la instrucción femenina pasara definitivamente a sus manos. Además, las hermanas, con su diligencia en el cuidado de la ropería del colegios tenían muy contentos a los padres y contribuían con sus oraciones a la buena marcha del colegio. En efecto, la frecuencia de los sacramentos, la moralidad y la aplicación florecían tanto, que era necesario dar gracias al Señor por ello. Terminó recomendando su propia casa a las oraciones de los hermanos. Levantóse a continuación don Juan Bautista Lemoyne, y dio un buen informe a los hermanos del colegio de Lanzo, donde todos formaban un solo corazón y una sola alma, donde su laboriosidad era tal, que le permitía afirmar, que también en Lanzo se trabajaba y se trabajaba mucho. ((**It12.64**)) Hacía dos años que los alumnos gozaban de perfecta salud, que parecía se debía atribuir a dos precauciones, a saber, no se permitía a los muchachos beber agua después de cenar y se les obligaba a hacer el recreo bajo los pórticos. Había doscientos veinte alumnos internos y ciento treinta externos. Estos últimos asistían a clase en nuestras escuelas municipales y, por consiguiente, también a las reuniones dominicales. Faltaba un lugar de recreo para el oratorio, pero pensaba en ello el arcipreste Albert, que preparaba una capilla para este fin. Tres sacerdotes iban a celebrar la misa en las iglesias del pueblo. El director agradecía a los Superiores la óptima marcha moral y religiosa del colegio, por el excelente personal que le habían proporcionado. Don Juan Bautista Francesia informó sobre su colegio de Varazze.(**Es12.63**))
<Anterior: 12. 62><Siguiente: 12. 64>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com