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((**Es12.550**) siempre a prestarme muy satisfecho de ver mi obra aprovechada por quien tanto se presta a la educación de la juventud. Tenga a bien aceptar los sentimientos de la alta estima con que me honro en profesarme De V. S. Rvma. Turín, 12 de septiembre de 1876. Su s.s. ALEJANDRO ANTONELLI, Prof 17 El templo judío de Turín El año 1862, la comunidad israelita de Turín aprobó la construcción de un templo grandioso que, sin acabar todavía, cuesta novecientas mil liras, y eso a pesar de la protesta y serias objeciones de una fuerte minoría. Este concepto es contrario al espíritu de la religión hebrea; puesto que ésta, apoyada en el pesar de la nacionalidad destruida y en la espera del Mesías que debe reconstruirla, está troquelada sobre la doble marca del luto y de lo precario, y en el estado de construcción en que se encuentra, no admite culto exterior. Es contrario a la razón. Para satisfacer el capricho de una minoría, sin fe, se hace del más suntuoso y espléndido edificio de Turín una sinagoga, ofendiendo el sentimiento religioso y la dignidad de la inmensa mayoría católica. Va en contra, por fin, de los intereses de los mismos israelitas. En efecto, por una parte los gastos hechos para el templo aludido, superan, hasta ahora, con mucho las previsiones y por otra parte los medios para sostenerlos disminuyeron después de la emigración de muchos hebreos ricos. En tales circunstancias dicha comunidad decidió, si falla un último intento hecho con los contribuyentes, para obtener de ellos doscientas cincuenta mil liras con que acabar aquel monumento, pero modificando los planos de modo que resulte menos gigantesco, decidió, digo, venderlo a un particular, a un precio irrisorio. Semejante contrato sería una locura y una profanación. El mejor partido que convendría adoptar, sería cederlo, mediante una adecuada compensación, al culto ((**It12.653**)) católico, para hacer con él una bonita iglesia. El plano de Antonelli, semejante al de Santa María del fiore en Florencia, y que éste imitó, quedaría perfectamente apropiado para tal destino. La religión hebrea es madre de la religión católica y nada más natural que una madre haga una cesión a su propia hija. Cada quince años, a medida que aumenta la población, se construye una nueva iglesia. En estos últimos tiempos se edificaron tres, una de las cuales sin gasto alguno, dado que la marquesa Barolo entregó para este fin centenares de miles de liras. Es, pues, probable que dentro de diez años se piense construir otra, para la que habrá que gastarse la misma cantidad que para la compra del templo israelita. (Unit… Cattolica, 29 de septiembre 1876) (**Es12.550**))
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