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((**Es12.502**) que al punto me vi aquejado de acerbísimos dolores de cabeza y de unas ansias tales de vomitar que creía morirme. Entretanto oscurecióse el aire; desapareció la visión y nada más vi de tan hermoso espectáculo; al mismo tiempo un rayo iluminó la estancia y un trueno retumbó en el espacio, tan fuerte y terrible que me desperté sobresaltado. Aquel hedor penetró en las paredes, infiltrándose en mis vestidos, de tal forma que muchos días después aún parecía percibir aquella pestilencia. Ahora mismo, con sólo recordarlo, me vienen náuseas, me siento como ahogado y se me revuelve el estómago. En Lanzo, donde me encontraba, comencé a preguntar a unos y a otros; hablé con varios y pude cerciorarme de que el sueño no me había engañado. Es, pues, una gracia del Señor, que me ha dado a conocer el estado del alma de cada uno de vosotros; pero de esto me guardaré de decir nada en público. Ahora no me queda nada más que auguraros buenas noches. El ver en el sueño que eran considerados como malos ciertos jóvenes que pasaban por la casa por los mejores, hizo sospechar a don Bosco que se trataba de una ilusión. He aquí el motivo por el cual había llamado precedentemente a algunos ad audiendum verbum: quería asegurarse bien sobre la naturaleza del sueño. Por el mismo motivo retrasó quince días su relato. Cuando tuvo la seguridad de que la cosa procedía de lo alto, habló. El tiempo vendría a confirmar la realidad de otras muchas cosas que vio en el mismo y que llegaron a cumplirse. La primera predicción, la más importante, se refería al número de sus queridos hijos que morirían en el 77, divididos en dos grupos: seis más dos. En la actualidad los registros del Oratorio ofrecen la cruz, ((**It12.596**)) señal tradicional de defunción junto a los nombres de seis jóvenes y de dos clérigos 1. La segunda predicción anunciaba una aurora esplendorosa para la Sociedad Salesiana en el 77, que iluminaría los cuatro ángulos del mundo; en efecto, aquel año apareció en el horizonte de la Iglesia la Asociación de los Cooperadores Salesianos y comenzó a publicarse el Boletin Salesiano, dos instituciones que debían llevar de un extremo a otro de la tierra el conocimiento y la práctica del espíritu de don Bosco. La tercera predicción se refería al fin próximo del Papa Pío IX, que, en efecto, murió catorce meses después del sueño. 1 1. Juan Briatore, 1.° de bachillerato, n.° 93. 2. Víctor Strolengo, encuadernador, n.° 152. 3. Esteban Mazzoglio, 4.° de bachillerato, n.° 187. 4. Nadal Gatola, 4.° de bachillerato, n.° 388. 5. Antonio Bognati, 5.° de bachillerato, n.° 206. 6. Luis Boggiatto, barrendero, n.° 805. 7. Miguel Giovannetti, clérigo salesiano, n.° 553. 8. Carlos Becchio, clérigo, n.° 248 (muerto en su casa, en Morialdo, el 31 de diciembre de 1877, pero presente en el Oratorio durante el año escolar 1876-77). (**Es12.502**))
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