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((**Es12.438**) Ahora falta todavía una cosa. Sí, falta una cosa antes de que vayáis a aquellas lejanísimas tierras. >>Qué falta? Falta ir a Roma para recibir la bendición especial del Supremo Jerarca de la Iglesia, del Vicario de Jesucristo. Falta que vayamos a postrarnos a los pies de este nuestro incomparable Bienhechor, y escuchemos y ejecutemos sus órdenes. íSí! Llamo a Pío IX nuestro incomparable bienhechor, porque habéis de saber, mis queridos jóvenes, y deben saberlo todos, que Pío IX nos quiere de una manera extraordinaria y no deja pasar la menor ocasión para bendecirnos y socorrernos. Tendría que deciros ahora quién es el Papa, quién es Pío IX, pero no me aguanta la voz, se conmueve demasiado el corazón cuando pienso en la bondad del Pontífice de la Inmaculada, en esa viva imagen de Jesucristo. En estos mismos días, cuando se enteró de nuestra extrema necesidad para preparar el equipo de los misioneros y los grandes apuros en que nos encontrábamos, buscó lo que había de valor en su escritorio, encontró cinco mil liras y las entregó inmediatamente al cardenal Bilio para que las enviase, añadiendo: -Decid a don Bosco que esto es poco para lo que él necesita, pero que es todo lo que en este momento posee un buen padre y se lo da a sus amados hijos. El Señor no dejará de proveer lo que todavía les falta. Por esto decía, y repito a todos, que hay que bendecir y amar a este nuestro insigne bienhechor, el Papa, y rezar por El. Nosotros, pues, nos postraremos a ((**It12.517**)) sus pies, le daremos las gracias y le diremos: -íPadre Santo! íSomos vuestros amados hijos! Bendecidnos. Bendecidos por El, ya podéis marchar, hijos míos. Y ahora tendría que dirigirme a vosotros, misioneros de la paz, y daros algunos recuerdos. >>Qué recuerdos os voy a dar? Ya los recibieron en parte los misioneros que salieron antes que vosotros y están escritos; los habéis leído y tendréis comodidad para volver a leerlos. Ya he dado otros recuerdos en particular a cada uno, para lo que privadamente os concierne. >>Qué otro recuerdo se necesita ahora? Estad seguros de que es el Señor quien os pide este sacrificio. Estad seguros de que los trabajos emprendidos en aquellos lugares, es el Señor quien los quiere. Es realmente el Señor quien os envía. >>Qué más se puede pedir? Y son tantos y tan claras las señales de que es el Señor quien os llama, que no cabe lugar a dudas. íNo, no temáis! El Señor y la Santísima Virgen os tomarán de la mano ellos mismos y os conducirán adonde mayor es la necesidad y mayor bien podréis hacer. Todos encontraréis vuestro puesto, porque se necesitan clérigos para dar clase, asistir, catequizar; se necesitan seglares para hacer recados, llevar las cuentas; y se necesitan camareros, porteros, hortelanos, pastores que guarden el ganado, carpinteros, herreros, que lo hagan todo donde todo falta. Estad tranquilos, todos encontraréis vuestra porción. No tengáis miedo; por otra parte no vais allá como la primera vez a la ventura, sin conocer a nadie, o sin saber en qué casa seréis recibidos. Allí encontraréis ya a hermanos que os recibirán con bondad. Encontraréis una casa preparada, con cama, mesa y pan. Tengo firme confianza de que, más pronto o más tarde, todos podremos volver a vernos. Se tardan pocos días en ir desde aquí a Argentina. Pero, si por acaso sucediese que ya no nos pudiéramos ver con alguno en esta tierra, nunca por eso ocurrirá que, después de estos días de vida, no podamos volver a vernos. Después estaremos ípara siempre juntos en el cielo! (**Es12.438**))
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