Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es12.43**) -También pienso yo de vez en cuando que, si el Señor me concediese llegar a los ochenta, y aun a los ochenta y cinco, y si continuase dándome la salud y la agilidad de mente que hoy tengo, se verían cosas que no sólo Italia, sino Europa y el mundo tendrían que darse cuenta de ello. Pero, disponga el Señor los acontecimientos como la parezca. Yo, mientras me deje en vida, estoy de buen grado en ella. Trabajo lo más aprisa que puedo, pues veo que el tiempo apremia y, por muchos años que uno viva, nunca puede hacer la mitad de lo que quisiera. Hago proyectos, procuro ejecutarlos, perfeccionando muchas cosas hasta donde puedo y estoy esperando a que suene la hora de la partida. Cuando la campana con su tan, tan, tan, me dé la señal de partir, partiremos. Quien quede en este mundo, concluirá lo que yo haya dejado por acabar. Mientras no oiga el tan, tan, tan, no me paro. La realidad es que don Bosco, al morir, hizo bastante más que dejar a otros concluir lo incompleto; había preparado de tal modo el terreno a sus sucesores, que, gérmenes nuevos, animados de su espíritu, han seguido y siguen arraigando en él, sin que hasta el momento se prevea o haya motivo para temer paralización en la fecundidad de las obras.(**Es12.43**))
<Anterior: 12. 42><Siguiente: 12. 44>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com