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((**Es12.418**) el Cardenal escribió a don Celestino una carta que debió alegrar mucho al Beato y conviene transcribir aquí íntegramente. Rvmo. Señor: No le parecerá mal recibir noticias mías sobre el profesor don José Daghero y el maestro clérigo Blas Giazomuzzi. Por las continuas relaciones que mantengo con el Delegado Provincial y con el señor Rector del Seminario, sé que ellos se portaron muy bien; estoy contentísimo y vuelvo a agradecérselo de corazón al Rvmo. don Bosco y a V. S., que me los han proporcionado. También ellos, según han escrito, están satisfechos del Seminario y de la ciudad y, a su vez, también el Seminario y los ciudadanos están plenamente contentos con ellos. Sean dadas gracias a Dios nuestro Señor; tal vez el corto número de alumnos de este año no corresponda a su gran celo; pero espero que la prueba de este año hará aumentar los alumnos. Estos dos maestros no sólo favorecen al Seminario con sus lecciones, sino que también sirven de edificación a toda la ciudad con su buen ejemplo, y por ello deseo que Giacomuzzi sea promovido pronto a las órdenes ((**It12.492**)) sagradas; cuando V. S. crea oportuno hablar de ello a don Bosco, yo estaré bien dispuesto a ordenarle. Acepte los sentimientos de mi sincera gratitud, mientras con la mayor estimación me suscribo, De V. S. Rvma. Afmo. en Jesucristo Card. LUIS BILIO Obispo de Sabina. Volvamos al Piamonte. En Trinit…, cerca de Mondoví, el comendador Dupraz y su esposa removieron cielos y tierra para que los hijos de don Bosco fueran allí, donde ellos tenían su casa de campo veraniega. Se calculaba que habría dificultades por parte de las autoridades civiles y de la población, algo fría en la práctica religiosa. Una vez obtenido el cordial consentimiento del Obispo, don Bosco pensaba ir, pero quería proceder poco a poco; primero con un simple oratorio festivo, después añadir algo de escuela, hasta tener unas escuelas organizadas y, por último, dar albergue a algún niño de los más necesitados y así gradualmente ir creando un internado, sin que en un principio se pudiese traslucir nada de todo este plan. Los comienzos fueron bastante prometedores; pero la prosecución no fue tan feliz. Se abrió la casa en el mes de noviembre en un local cedido para su uso por el Comendador y bajo la dirección de don Luis Guanella. Fue don Bosco, acompañado por don Celestino Durando, para inaugurar el oratorio festivo. Se mostraba contento y descontento a la par. Llegó allí la víspera y entró en la casa. Después de unos momentos de ceremoniosos cumplidos por parte de los señores, sacó el bonete y dijo: -Ahora me calo el bonete. (**Es12.418**))
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