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((**Es12.380**) es una mala costumbre y debe quitarse. Empecemos, pues, por quitarla de entre nosotros; cuando sea el momento de estar sentados, sentarse con compostura; cuando sea hora de estar arrodillados, arrodillarse como es debido, con el cuerpo derecho, sin apoyarse lo más mínimo por detrás; y valga mi aviso para ahora, valga para los años venideros, valga también para los Directores de los colegios, a fin de que introduzcan esta buena costumbre de estar en la iglesia, donde por un casual no existiese. Creedme: la compostura exterior del cuerpo ayudará mucho para el recogimiento interior. ((**It12.447**)) 3.¦ noche. No adquirir costumbres malas o indiferentes, pero dañosas. -Un detalle que quiero recomendaros esta noche es que os abstengáis de toda costumbre. Digo costumbre, mas no para indicar las buenas maneras o las prácticas religiosas que cada cual suele hacer; éstas son cosas muy buenas; y más aún, esfuércese cada uno por adquirir muchos buenos hábitos, porque de esta manera podrá practicar la virtud mucho más fácilmente. Quiero hablar de toda costumbre mala o indiferente, pero de alguna manera dañosa. Habrá uno, por ejemplo, que tenga la costumbre de no levantarse a la hora o que, cuando menos, diga: -Como tardo muy poco en vestirme, dormitaré el primer cuarto de hora, y el segundo me da tiempo para todo. No, esto no es una buena costumbre; si uno cede a ella, a menudo encontrará serios daños. Otro tiene el hábito de fumar. Es necesario abstenerse en absoluto de esto, porque es muy malo para la salud del cuerpo y, salvo que uno sea extremadamente grueso, los demás no podrían resistir sin ser atacados de vez en cuando por una terrible inflamación de intestinos. Otro tiene el hábito de tomar rapé; costumbre también muy perjudicial y peligrosa. Conozco a un señor que sólo en tabaco gasta más de tres liras cada día. Y esta costumbre se adquiere casi sin darse cuenta. Se toma un poco aquí, un poco allá, ahora de éste y después de aquél. Se empieza por meter el meñique en la tabacalera y luego, bromeando se acerca el índice a la nariz; después se toma un poquito de rapé con el índice, se aspira delicadamente con la nariz y con eso se tiene suficiente; más tarde se toma un poquito con dos dedos; luego, por motivos fáciles, se compran cinco céntimos y, no teniendo la tabaquera, se guarda el rapé en un pedazo de papel y se dice: -Cinco céntimos de tabaco me duran tres meses. Luego se añade: -Vaya, mejor que guardarlo en un papel será hacerme con una tabaquera; me durará más tiempo y se conservará más fresco. Y así después se contrae la mala costumbre y ya no puede uno prescindir del rapé. Por tanto absténgase también de tomar rapé quien no tenga verdadera necesidad de él. Si hay alguno, a quien el médico se lo prescriba, por creerlo útil contra el dolor de cabeza o contra la inflamación de los ojos, pase; pero no se haga tal por otros motivos. Dígase lo mismo del café, de ciertas bebidas, etc. Por desgracia, mirad, tenemos ya diversos hábitos que obligatoriamente debemos satisfacer. No tomemos más por nuestra cuenta, no nos creemos necesidades. Sería buena cosa, qué duda cabe, tener la costumbre de no dormir, de no comer. íCuánto mejor lo pasaríamos! íCuántas molestias menos! íCuánto más trabajo se podría hacer! >>Pero, qué queréis? No podemos privarnos de ello. Pero sí podríamos prescindir de dormir demasiado, o fuera de hora, de comer o beber a cada momento... (**Es12.380**))
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