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((**Es12.363**) con una sonrisa a los Ministros) ya sabrían cómo ponerme las peras a cuarto! -Don Bosco nos tapa la boca, replicaron los Ministros. íDon Bosco tiene razón! ((**It12.425**)) Se dieron después a las bromas. El diputado Ercole salió con ésta: -Por favor, don Bosco, díganos usted, que lee en los corazones... >>quién es más pecador, Nic_tera o Zanardelli? ->>Qué quieren que les diga? Si he de juzgar por las apariencias, éstas engañan muchas veces; no son un criterio seguro para guiarme. Si miro al interior, no los conozco, y por consiguiente no puedo pronunciarme. -Pero diga, diga: >>qué opinión tiene de nosotros dos?, insistió Nic_tera. -Señores míos, yo creo que son dos hombres de bien. -Sin irse por las ramas, concrete. -Yo aprecio a los dos. El señor Zanardelli es un valioso abogado, cuya fama corre por toda Italia. Usted es célebre por sus trabajos de estadística, que yo he aprendido a apreciar mucho. -No se escabulla don Bosco, volvió a la carga Ercole; conteste a mi pregunta: >>quién es más pecador? -Me pone usted en un brete. >>Qué quiere que le diga? Repito que si los considero ateniéndome a su ciencia, encuentro que los dos son célebres por su fama; si por su actuación y solución de los negocios, digo que son verdaderos maestros y que difícilmente puede encontrarse quien esté a la par de ellos; pero, si me pide un juicio por el lado moral, no sabría por el momento cómo salir del aprieto para contestar, pues no los conozco. Entonces Nic_tera, volviéndose a Ercole, exclamó: -Y >>por qué quieres ponerme a mí como término de comparación? Yo no tengo nada que ver con eso >>entiendes? Pregunta, en cambio, a don Bosco si tú eres más pecador que los demás. -íYo no tengo ganas de convertirme!, respondió Ercole. -Bueno, replicó Nic_tera, tú eres más pecador que yo, porque conoces el mal y lo haces. >>No recuerdas que está escrito en la Biblia? Desiderium peccatorum peribit. >>Qué dice a esto don Bosco? -Y >>qué quieren que yo añada, mientras me quitan la palabra de la boca? Por lo demás, para conocer a uno, haría falta que viniese aquí, no para pasar una horita, sino para ((**It12.426**)) hacer unos ejercicios espirituales. Para pensar en su vida pasada; en la muerte, con la que acaba la escena de este mundo; en la vanidad de las cosas terrenas y (**Es12.363**))
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