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((**Es12.297**)pensaron seriamente en su vocación, esto es, en el estado al que Dios llama a cada uno, y se examinaron en torno a sus propias cualidades, inclinaciones, dotes del alma y también del cuerpo para conocer qué estado debían abrazar de entre los diversos que hay. Y esto lo hicieron no sólo los alumnos de los cursos superiores, sino también los de los inferiores. Muchos, ya desde ahora, han resuelto hacerse salesianos para ir después a Patagonia, a las Pampas y a otras regiones. >>Pero es que el mundo está en nuestro poder para tener el camino abierto e ir adonde queramos? íSí! Y, como lo estáis viendo, todos nos llaman: y, además, la Iglesia Romana es universal y puede ser predicada en todas las partes de la tierra. Cada uno después, según sus ánimos y según sus fuerzas, podrá ir a regiones más próximas o más apartadas. Y ahora, pasando a la fiesta de san Juan, he de decir que fue espléndida y obscura. Fue espléndida, puesto que, por vez primera, pudimos celebrarla al aire libre; fue espléndida por los preparativos, los regalos, las felicitaciones y augurios, que se me hicieron en mi día onomástico. Fue obscura porque el tiempo estuvo lluvioso, interrumpió nuestra fiesta, hubo que improvisar nuevos aparejos en el estudio y, en vez de continuar la fiesta a pleno día y a la luz de sol, tuvimos que retirarnos al salón y allí, que estaba más obscuro, leísteis vuestras composiciones. Pero tened la seguridad de que vuestras felicitaciones y vuestros afectos me resultaron tan gratos como siempre y me gustaron muchísimo. Doy las gracias a los que concurrieron con regalos, con cantos y con escritos de esta manifestación. Sí, estoy muy satisfecho, porque vuestros sentimientos salían de corazones que me quieren y que yo amo como padre. Muchos no se atrevieron o no creyeron oportuno leerme algo en público; muchos no tuvieron tiempo, pero me escribieron en particular y me entregaron sus cartas. He leído atentamente todas estas cartas, para ver si había en ellas algo importante, y guardé aparte las que reclaman contestación, que daré por escrito o de viva voz. En ellas se me dijeron muchas cosas buenas y, lo que más me agradó es que no sólo fueron palabras, sino que se expresaron buenos sentimientos. Hubiera deseado contestar por escrito a los que enviaron las cartas; mas para ello no habría sido suficiente una noche o un día, sino medio año entero y sin poder despachar mis otros asuntos. Pero imagino que ninguno de vosotros pretende esta contestación. ((**It12.346**)) Sin embargo, daré aquí una respuesta general, diciendo que se concederán todos los favores que se me pidieron y con largueza, hasta donde lo permita la condición de don Bosco y del Oratorio. He dicho esto para que todos se convenzan de que las cartas que me escriben son tenidas en la cuenta que merecen. Guardaré algunas para sopesar detenidamente lo que en ellas se dice y me sirvan de guía cuando haga falta. El próximo domingo se celebrará la fiesta de san Luis. En ella se podrá lucrar indulgencia plenaria, confesándose y comulgando, como también se pudo ganar el domingo pasado, y hoy mismo. Esa indulgencia pueden lucrarla no sólo los alumnos internos del Oratorio, sino también aquellas personas externas que, confesadas y comulgadas, visiten en ese día la iglesia de María Auxiliadora. Procurad cada uno de vosotros adquirir este gran tesoro para provecho de la propia alma y proponeos al mismo tiempo como modelo de virtud a san Luis, que es el protector de la juventud. Por fin, para hablar de la grande y dolorosa pérdida, que en estos días sufrió el Oratorio, y sin prolongarme mucho, porque ya se os dio esta noticia ayer por la tarde, os diré que don César Chiala era un sacerdote de vida santa y muy amante del trabajo; trabajaba sin descanso por la Congregación, sin perder un minuto de tiempo. Con gusto habría sacrificado su vida por el bien de sus semejantes. Todos nosotros admirábamos su gran exactitud y facilidad para resolver los asuntos del Oratorio. Un malestar, (**Es12.297**))
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