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((**Es12.190**) largos estudios sobre la materia, al extremo de que corrigió mas de una vez los fallos y omisiones del mismo Barberis, que hacía tiempo estudiaba con intensidad el tema. Le dijo: -He vivido más de sesenta años sin haber oído casi nunca el nombre de Patagonia. >>Quién me hubiera dicho que llegaría el momento de tenerla que estudiar al detalle en todos sus pormenores? Desplegó dos mapas de Patagonia y de América del Sur, se puso a observar con mucha atención, pero la cabeza no lo aguantaba y se mareaba. Paseó un poco más y volvió a su trabajo. Aunque este capítulo ya va siendo demasiado largo, no es oportuno separar de él tres documentos que nos parece serán su mejor cierre: unas <>, una circular y una conferencia. La misma noche del 17 habló a los jóvenes después de las oraciones. Dio primero la florecilla para la novena de María Auxiliadora y después, en medio de la máxima atención, empezó a contar su viaje. ((**It12.216**)) Flor para mañana: Recordaré lo que me hizo caer en pecado y me apartaré de ello. Que es lo mismo que decir: huir de las ocasiones, que me arrastraron al pecado en el pasado. Cada uno, pues, meditará un rato cuál fue la ocasión de su vida pasada causa deplorable de haber perdido la gracia de Dios y merecido el infierno; procuraré estar muy alejado de ella y huir. Para unos será un libro, para otros un compañero, para alguno haber empinado demasiado el codo, es decir la intemperancia, etc. Pero vamos a hablar de mi viaje. Fui a Roma para ver al Papa: allí he estado mucho tiempo espera que te espera a que vinierais a verme, pero inútilmente. Vino don Celestino Durando y ímuy bien, bravo! Pero no vi a ninguno de vosotros. Basta; ahora quiero contaros las diversas cosas que se hicieron en Roma. Sobre muchas ya escribí, vez por vez, y supongo que os las habrán leído. Esta noche os diré que el Papa me recibió dos veces. La primera me entretuvo durante casi una hora, y la segunda, tres cuartos de hora. Así que pude hablarle largo y tendido. Hablamos de las cosas del Oratorio, de las Hijas de María Auxiliadora y de los alumnos: de vosotros, de quienes el Padre Santo siempre me pide noticias. ->>Y son verdaderamente buenos?, me preguntó. -íSí, Padre Santo, lo son! ->>Y hay algunos con grandes virtudes? -íSantidad, todos son muy buenos! íClaro que habría que hacer ciertas reprensiones a alguno! Pero esta última observación la hice en voz baja, para que no me oyera. ->>Y qué tal andan de salud vuestros muchachos? siguió preguntando Pío IX. -íMuy bien! Después hablamos de las misiones, de las que está muy contento y me propuso avanzar, ir más allá de San Nicolás, entrar en las Pampas y llegar a Patagonia, donde hay zonas tan extensas como casi toda Europa, a las que aún no ha llegado la luz del Evangelio. Me propuso también un Vicariato en la India, donde hay amplios campos de mieses por recoger y otras misiones por uno y otro lado. Le interrumpí diciendo: (**Es12.190**))
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