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((**Es11.74**) como dos señalados favores. Pero en todo caso le ruego acoja este escrito como señal de mi alta estima y profunda admiración hacia S. E. Permítame profesarme con viva gratitud, De V. S. Rvma. Turín, 11 de julio de 1876. Muy agradecido servidor JUAN BOSCO, Pbro. Pero vuelve a asomarse la cuestión a la que ligeramente hemos aludido en el capítulo anterior. Esta vez es el mismo Ordinario quien la presenta. En una primera comunicación hace saber al Siervo de Dios que Monseñor está contrariado de que se haya publicado poco antes el libro Cooperadores Salesianos, sin haberlo sometido a la censura eclesiástica; además, de que se hayan publicado en el mismo indulgencias y se hayan dado noticias sobre una Pía Sociedad, de cuya institución canónica no se haya informado a la Autoridad Eclesiástica de Turín. Quiere, por tanto, el Arzobispo saber cómo se ha producido esta transgresión a lo prescrito por las leyes diocesanas y por el mismo Concilio de Trento. Se le hacía, además, una severa reprensión por el empleo de la banda de música en la iglesia, en contra de las prescripciones sinodales y canónicas 1. Don Bosco, que se encontraba entonces visitando las casas de Liguria y no estuvo de vuelta hasta el 29 del mes, sólo pudo responder el 1.° de agosto. Ilmo. señor Canónigo Chiuso: Al volver de la visita hecha a las casas de Liguria, me encuentro con tu carta del 16 del pasado julio, a la que, con tardanza me apresuro a responder. La Obra de los Cooperadores Salesianos no se ha publicado. Se envió el primer ((**It11.79**)) ejemplar a S. E. Rvma. el señor Arzobispo, sin estar todavía acabado del todo; así, si te fijas en la página treinta y ocho, la verás en blanco y yo quería poner en ella la bendición de nuestro Arzobispo, si hubiese juzgado oportuno concerla. Lo hice así por consejo de un alto personaje, el cual consideraba una atención especial, el que, tras el nombre del Padre Santo, apareciera el del Arzobispo de Turín. La Obra de los Cooperadores no es diocesana, sino universal; y en todo lo que se refiere a religión depende de los Obispos y de los párrocos, que son árbitros absolutos en ello. No es posible tratar de tal institución con todos los Ordinarios; yo lo habría (sic) tratado de buen grado con nuestro Arzobispo, si no me viera obligado a relacionarme a través de persona intermedia, con lo que difícilmente pueden entenderse las cosas en su verdadero sentido. La Obra de María Auxiliadora es un ejemplo. Hace 1 Carta del teólogo Chiuso, secretario, del 16 de julio de 1876.(**Es11.74**))
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