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((**Es11.479**) ((**It11.570**)) 19 MONSEÑOR FRATEJACCI A DON BOSCO Muy querido y venerado don Bosco: íEstoy pasmado!... Y casi no creo en la verdad y seguridad de lo que me apresuro a escribirle. Querido don Bosco, Deus Dominus loquutus est (El Señor Dios ha hablado). El cardenal Vitelleschi ha muerto. Acometido con una fiebre tifoidea, a las tres de la mañana, naturae debitum solvit (pagó su tributo a la naturaleza). Treinta días justos después de su promoción. íCasi a los treinta días de su conocido rescripto, sobre la causa de los Salesianos y de don Bosco! En el paroxismo del gran disgusto y de la contrariedad que verdaderamente experimenté por aquel rescripto o decreto, que jamás me hubiera esperado, recordando la profecía de la Venerable Ana María Taigi, que, encontrándose presente en el gran cortejo del nuevo cardenal Marazzano, cuando éste se dirigía a San Pedro luciendo la púrpura por vez primera, exclamó: ->>Para qué toda esta pompa, si dentro de cuarenta días estará el Cardenal bajo tierra...? Sin medir las palabras que pronunciaba también yo dije a la buena Inés, a quien confiaba la amargura de mi alma, por lo que le había sucedido a usted: -Acordaos del día en que estamos y tened presente que Vitelleschi, elegido hoy Cardenal, antes de que termine este año 1875, ya no se contará en el número de los vivos. Puedo asegurarle que al decir estas palabras no tenía ningún deseo de esta muerte, ni espíritu alguno de venganza, ni otro sentimiento del que me pueda remorder la conciencia. Yo hablé de un acontecimiento futuro totalmente en las manos de Dios y ajeno, por tanto, a la conciencia de los hombres, como fríamente diría un historiador sobre un acontecimiento de la antigüedad. Pero parecía que después de aquel rescripto, en el que se había apurado el juicio de los hombres y especialmente de Vitelleschi, Dios mismo debía decir una palabra y repetí a la buena Inés: -Acordaos de que no habrá terminado el año y el Cardenal de hoy ya no estará en vida... Fue menester que Dios moviera mi lengua en aquel momento, ya que las gracias gratis datae las otorga Dios a quien quiere, sin atender a la virtud ni a la santidad del sujeto; y hasta profetizó la misma burra de Balaán. Por eso, hasta se lo dije a la buena Inés, que podría certificarlo, y creo que también se lo escribí a usted a su tiempo. Se trataba de un hombre joven, en el pleno vigor de sus energías, en el día de su exaltación a la púrpura tan vivamente por él deseada. >>Cómo pude afirmar, con la certidumbre con que yo lo afirmaba, un suceso tan remoto o imprevisible y precisar un tiempo tan corto que los hechos han abreviado aún más? A cuatro meses había yo ((**It11.571**)) reducido el tiempo de la alegría por el honor de la púrpura y de la vida, y de hecho íno ha llegado más que a un solo mes! íQué suceso!, íqué meditación! Lo repito, estoy pasmado, mas sin remordimiento de haber deseado esta muerte, ni de haberme alegrado de que sobreviniera. Por el contrario, lo siento, y me duele el mal del prójimo, aunque sea verdad que yo lo haya predicho y haya resultado verídico profeta anunciándolo antes de que sucediera, (**Es11.479**))
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