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((**Es11.443**) noche. Gritaron íViva don Bosco! Y desfilaron los muchachos camino de los dormitorios. Aún dio don Bosco doce veces el aguinaldo a sus hijos. Dio todas las veces una mirada hacia atrás y reafirmó el progreso cada vez mayor y la consolidación cada vez más profunda de su Obra. No puede afirmarse que siempre navegara, como suele decirse, viento en popa. Pero, también en las borrascas, le sostenía la mano de Dios. El padre Félix Giordano, de los Oblatos de María, acompañó por aquel tiempo al Siervo de Dios de Génova al Oratorio y le preguntó cómo se explicaba que sus empresas, comenzadas de la nada, prosperaran tanto. Don Bosco le respondió con toda sencillez: <>cómo demuestra que la tal cosa es suya? Se sirve para sus planes del instrumento menos apto. Este es mi caso. Yo le aseguro a usted que me conoce hace tiempo, que ((**It11.525**)) si Nuestro Señor hubiese encontrado en la archidiócesis de Turín un sacerdote más pobre, más mezquino, más desprovisto de cualidades, a éste, y no a otro, hubiese elegido para instrumento de las obras de que me habla y hubiera dado de lado al pobre don Bosco para seguir su natural vocación de simple capellán de aldea>> 1. A cada paso que da, ábresele al Siervo de Dios una nueva visión, que no le invita a detenerse, sino que lo llama para seguir adelante. Este es el ininterrumpido caso de toda su vida. 1 Carta desde Niza a don Juan Bautista Lemoyne, 25 de marzo de 1888. (**Es11.443**))
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