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((**Es11.374**) tipografía, sino que las vio multiplicarse, y junto a ellas, librerías activísimas que vendían sus productos; y este apostolado de la buena prensa, siempre en aumento, no se ha detenido jamás. Todavía no hemos hablado de las Lecturas Católicas, porque pensábamos hablar de ellas expresamente, como corresponde a una publicación que fue siempre la predilecta del Beato don Bosco. íCuánto trabajo para lanzar a los cuatro vientos de toda Italia sus Lecturas Católicas! Y, si es lícito juzgar por su éxito, también es necesario admitir que respondían a una verdadera necesidad y que estaban redactadas y administradas en forma adecuada. En el año 1875 se celebraba su vigésimo tercer aniversario y contaban más de ((**It11.441**)) diez mil suscriptores 1. Al acercarse la fecha de renovación de la suscripción, envió el Beato esta circular. A nuestros beneméritos Suscriptores y benévolos Lectores Nos complace anunciaros, beneméritos Suscriptores, y también a vosotros, beneméritos Lectores, que las Lecturas Católicas y la Biblioteca de clásicos italianos, tantas veces recomendadas a vuestro celo, continuarán publicándose con la misma regularidad durante el año 1876. Más aún, podemos asegurar que se pondrá especial esmero en mejorar la calidad del papel, la impresión y la regularidad en los envíos, y sobre todo la selección de los temas que serán, por cuanto es posible, amenos, interesantes y morales. Pero necesitamos que vosotros sigáis dispensándonos vuestra ayuda, propagando y recomendando estas publicaciones en los lugares que vuestra iluminada prudencia crea más oportuno. Muchos obispos, arzobispos, y el mismo Pontífice bendijeron y recomendaron la difusión de estos libritos, lo que vale para garantizar la bondad de la obra. Porque las Lecturas Católicas van dirigidas al bien de la religión, y los Clásicos Italianos expurgados pueden ser muy útiles para los jóvenes estudiantes. Piensen todos en las lamentables consecuencias que proporciona la mala prensa, en los sacrificios que hacen algunos para difundirla, y digan después en su corazón: -Si tanto se afanan los malos para propagar el mal, >>no deberán los buenos hacer otro tanto en favor de las buenas costumbres y de nuestra santa religión? No hace mucho tiempo que un alto personaje dijo: -Lo que se invierte en la difusión de los buenos libros, puede compararse con la limosna que se da al pobre hambriento. Confiando, por tanto, en vuestra cooperación, pedimos a Dios que os conceda sus 1 Lemoyne (M. B. Vol. IV, pág. 410), basándose en los registros que nosotros no podemos ya consultar, porque desgraciadamente fueron vendidos como papel viejo, afirma que desde 1870 los suscriptores oscilaron entre doce y catorce mil. Así nos lo han confirmado autorizados testigos orales. En estos últimos años han sufrido una gran caída, que ahora se intenta remediar. (Las Lecturas Católicas como tales, han desaparecido finalmente hace unos años, tanto en su edición italiana como en la española). (N. del T.) (**Es11.374**))
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