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((**Es11.324**) Al llegar a este punto pueden nacer algunas dudas en la mente del atento lector. Primera: ese <>, resulta grave, referido al Arzobispo, y más grave aún en labios de don Bosco. >>Tal vez no se recogieron sus palabras con fidelidad? Las transmitió don Julio Barberis, el cual, por su carácter afable y su profunda reverencia a don Bosco, se inclinaba más a suavizar asperezas que a cargar las tintas. >>Qué secreto motivo psicológico le hizo, pues, prorrumpir en tan enérgica expresión? Segundo: la carta, en la que el secretario del Arzobispo dice <> en bendecir a los misioneros en la Catedral, no hace referencia a alguna carta escrita por don Bosco anteriormente sobre el particular; más aún, esa comunicación está dicha como de paso en la carta referente a las hermanas, que ya hemos citado. Hubo, pues, anteriormente comunicación ((**It11.380**)) oral; y entonces, >>por qué no se dio también oralmente la respuesta? Tercero: cuando don Bosco quería invitar al Ordinario a una función, no lo hacía por escrito, sino que encargaba a un superior del Capítulo que fuera en persona a rogárselo. Ahora bien, es imposible que un acontecimiento de tanta resonancia, como el de la solemne despedida de los Misioneros, no se lo participara don Bosco al Arzobispo de manera adecuada a la importancia del suceso. >>Y entonces? Reflexionando sobre este capítulo, que ya habíamos escrito hace algún tiempo, también nosotros vacilábamos con las mismas incertidumbres, cuando vino a nuestras manos un grave documento autógrafo que, a nuestro parecer, es decisivo. Excelencia Rvma.: Ayer V. E. Rvma. creyó conveniente decirme cuanto le pareció oportuno sin permitirme pronunciar una sola palabra de disculpa o de rectificación sobre cuanto me imputaba. Lo sentí por V. E. más que por mí. Deseaba comunicarle cosas que hubieran ayudado eficazmente a disminuir, y quizá librarle por completo, de serios disgustos. Con todo el respeto debido a la dignidad arzobispal de que V. E. está investido, creo poderle decir que, si fue Obispo de Saluzzo y después Arzobispo de Turín, y si se vencieron las serias dificultades que lo impedían, fue debido, y esto lo sabe V. E., a la solicitud y buenos servicios del pobre don Bosco, a quien ahora no se le permite ni siquiera hablar y es despedido de la forma que V. E. sabe. Yo creía que podía, más aún, que tenía obligación de hablar; pero ahora me considero libre de todo compromiso. Perdone los disgustos ocasionados y créame siempre con la máxima veneración que he tenido y continuaré teniendo, De V. E. Rvma. Turín 28 de octubre de 1875. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. (**Es11.324**))
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