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((**Es11.304**) juntos. Esto hay que prohibirlo e impedirlo a toda costa, porque abre a los jóvenes el apetito de robar, los pone en verdaderas tentaciones y les entran ganas de escribir a casa pidiendo golosinas; los invita, además, a esconderse y buscar lugares retirados, y también da ocasión, a clérigos y maestros, para llevar a los muchachos a su habitación; cosas todas ellas de gran peligro. 14.° No haya ningún sacerdote o profesor que se sirva de los alumnos para llevarles agua, limpiarles los zapatos o cosas semejantes; sino que lo haga cada uno por sí mismo; porque me doy cuenta de que en casa se está introduciendo la comodidad y, a poco que se descuide este recato, se llegará enseguida a situaciones deplorables y ordinariamente a la pérdida del espíritu de la Congregación. 15.° Ayudará también mucho a mantener la moralidad el tener siempre cerradas las habitaciones privadas. No se vaya a ellas más que por la noche ((**It11.356**)) para descansar y, si es necesario, un momento brevísimo durante la hora del desayuno. 16.° Principalmente ayudará, además, el evitar las amistades particulares. Póngase en práctica el consejo de san Jerónimo: Aut nullos aut omnes pariter dilige (ama a todos igualmente o a ninguno). Vigilen sobre esto los directores. 17.° Evitar a todo trance ponerse las manos encima y no ir nunca de bracete. De ordinario esto resulta peligroso, aunque muchas veces no parezca en sí malo; pero hoy el clérigo, mañana el joven, otro día ambos o el que está observando, pueden tener cuando menos malos pensamientos, fantasías e imaginaciones. 18.° Y pasando a otras cosas, creo oportuno que en las casas no haya nadie, salvo el director, suscrito a ningún género de periódico. Pero los directores no se suscriban más que a los buenos; y aun estas suscripciones no se hagan a nombre del director, de la dirección o del colegio, de modo que parezca una suscripción oficial del colegio; sino a nombre de cualquiera del mismo colegio, que puede ser el portero, cocinero u otro. Por cuanto se pueda, no se entablen nunca conversaciones de política, ni se lean periódicos en presencia de los alumnos. 19.° Es de notar que hasta ahora la obediencia ha sido más bien personal que religiosa. Evitemos este gran inconveniente. No hay que obedecer nunca porque es fulano quien manda, sino por razones de orden superior, porque es Dios quien manda, aunque se valga de quien quiera. Comencemos a practicar esta virtud religiosa y después vayamos inculcándola poco a poco en todos. Hasta que no lleguemos a este punto, habremos conseguido muy poco. No se hagan las cosas porque (**Es11.304**))
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