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((**Es11.250**) generalmente hablando, podía ser verdad; pero lo importante era que la muerte de un individuo no estuviera señalada en los libros eternos para una fecha dada, porque en tal caso nada podría evitarla. Pero que contribuye en sumo grado a la longevidad la moralidad, la cual nos da las reglas para bien vivir y nos enseña a amar la virtud, la templanza y muchas otras cosas utilísimas para conservar el cuerpo. -A este propósito, continuó, ((**It11.291**)) he sabido que hace pocos días murió un joven robustísimo y que daba de sí muy buenas esperanzas, y, en cambio, vive, aunque siempre enfermizo, un hermano suyo, que casi parece tísico. Ved, pues, que no sirven para nada la salud y la robustez, si está decidido en los libros eternos que éste o aquél debe morir. La conversación quedó interrumpida con la llegada del sacerdote don Luis Rocca, y el toque de la campana. <>, escribe el relator. Era éste el clérigo que dio ocasión a las reflexiones finales relativas a la muerte. Se llamaba César Peloso, y resulta sintomático que fuera precisamente él, que murió poco después, quien tuviera el pensamiento de tomar apuntes sobre esta interesante conversación. Para la buena formación intelectual, el Siervo de Dios daba mucha importancia al estudio de la filosofía. Estaba al corriente de lo que en esta clase se hacía. -Tengan paciencia los profesores; procuren rebajarse mucho para ponerse a la altura de los alumnos; no pretendan hacer continuas y sublimes disertaciones; lo que importa es explicar el texto, no el discursear sobre la materia. El maestro principal de filosofía no debía estar muy satisfecho de sus discípulos. Hombre serio, más bien severo, de mucha inteligencia y temple vigoroso, quizá no los encontraba totalmente de su gusto. Es probable que un día expusiera por escrito a don Bosco sus quejas y que fuera ésta la respuesta del santo educador: Muy querido Bertello: Procuraré hacer cuanto pueda para despertar amor al estudio en tus alumnos, pero haz tú también lo que puedas para cooperar a ello. 1.° Considéralos como hermanos tuyos; cariño, benignidad y respeto son la llave del corazón. 2.° Hacerles estudiar sólo lo que puedan y nada más. Hacerles leer y entender el libro de texto sin digresiones. 3.° Preguntarles con mucha frecuencia, invitarles a exponer sus ideas y a leer, leer y exponer. (**Es11.250**))
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