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((**Es11.244**) Al darse cuenta de que faltaba poco tiempo para la partida del tren le dijo: -Corre, Dogliani; adelántate a la estación y saca los billetes. ->>De primera o de segunda clase? -De tercera, siempre de tercera. Cuando llegó don Bosco, subieron juntos a un vagón de tercera clase. Los empleados de la estación, que reconocieron a don Bosco, le obligaron a pasar a primera junto con su compañero. Se acomodaron, y dijo don Bosco sonriendo a Dogliani: ->>Lo ves? Si hubiéramos sacado un billete de segunda clase, nos habrían dejado en segunda. Lo tomamos de tercera y nos han pasado a primera. Dogliani viajó otra vez con don Bosco y ícómo recuerda todavía el mal rato que pasó al darse cuenta de que le había perdido la maleta! Al verle don Bosco tan preocupado ((**It11.284**)) y saber el porqué, le dijo: -No te apures. Sólo lo siento por ciertos papeles... No había terminado la frase, cuando llegó un hombre jadeante, que dijo: -Aquí tiene su maleta. Dogliani respiró. íPobre maestro Dogliani! Experimentó la bondad paternal de don Bosco con los coadjutores en circunstancias un poco diferentes. Una noche terminó el buen Padre de confesar después de que la comunidad había cenado hacía un buen rato. Sentóse a la mesa, y Dogliani, que simultaneaba el estudio de la música con el servicio al comedor, pidió la cena para él. El cocinero envió un plato de arroz ya pasado y frío. El joven coadjutor se indignó y dijo: -íPero si es para don Bosco! Y su colega respondió desde la cocina: -íDon Bosco es como todos los demás! Un día entero en la cocina y una cocina como aquélla explican, si no justifican, aquel lenguaje. Por otra parte, el famoso Gaia era un buen hombre, pese a su duro carácter. Dogliani, mortificado, presentó a don Bosco aquel condumio y se retiró a un lado. Pero el clérigo Cassinis, el futuro misionero, no se contuvo y le repitió las insolentes palabras. El Beato no frunció las cejas, no pestañeó, ni tampoco calló con indignación, sino que dijo con tranquilidad y tono sereno: -Gaia tiene razón; es verdad 1. Esta otra aventura, sin embargo, fue por culpa del refitolero, distraído 1 El pobre Gaia se trastornó y fue internado en el manicomio a finales de marzo de 1876. (**Es11.244**))
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