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((**Es11.239**) tanto más que don Bosco le había aconsejado que vistiera la sotana. Pero, aclaró don Bosco: -Yo le sugerí que tomara la sotana, porque el año pasado manifestó que estaba dispuesto a entrar en la Congregación. Viviendo con nosotros, lejos de los peligros del mundo, con reglas acomodadas a él y rodeado de muchos buenos ejemplos, hubiera podido hacer el bien para sí mismo y para los demás; pero yo no le aconsejaría nunca que se haga sacerdote secular. Más aún: ya que me ha hablado él de esto y le dije que de ningún modo debía hacerse sacerdote secular; no tiene virtudes suficientes para ello. Entre nosotros, con una virtud mediocre, se habría afianzado fácilmente, llegando a ser un buen sacerdote; afuera, en medio de tantos escándalos, en vez de afianzarse en la virtud, la iría perdiendo día a día. Acabado este caso, se trató de otro novicio que deseaba permanecer en la Congregación, pero que no parecía conveniente tenerlo por más tiempo. Exteriormente parecía bueno, y probablemente lo era en realidad; pero se mostraba cerrado, huía de los superiores y no tenía mucha confianza con ellos. Por estos motivos don Bosco juzgó que no era idóneo para la Congregación. Un tercer novicio se presentó en aquel tiempo directamente a don Bosco y le dijo: -Yo he ingresado en el noviciado de la Congregación sin conocer su espíritu. Ignoraba que fuese una Congregación religiosa. Ahora que comprendo su finalidad, a través de las conferencias, no tengo intención de seguir adelante; tanto más que, habiendo muerto un pariente mío, no hay nadie que piense en mi hermano. Yo me iré a casa y después ingresaré en el seminario. ((**It11.278**)) -Mi querido amigo, le respondió don Bosco; eres muy libre de hacer lo que te parezca; desde este instante estás en libertad para tomar la decisión que quieras. Pero, ten en cuenta que, decir que ingresaste en el noviciado sin valorar el paso que dabas, no está bien; sería llamarte necio a ti mismo. Durante los ejercicios de Lanzo oíste leer las reglas, oíste, además, las conferencias que las explicaban y >>no comprendiste nada? Encima sería llamar necio a don Bosco, como si él aceptara a un joven para el noviciado a ojos cerrados, contra todos los cánones, sin haberle hecho conocer antes las cosas como son. El clérigo no supo qué responder. Sin embargo, estaba resuelto a irse y se fue a los pocos días. En otra ocasión dióle el Beato al maestro de novicios dos normas prácticas para la buena formación de los suyos. Había uno que no se portaba muy bien; pero parecía devoto, comulgaba regularmente y (**Es11.239**))
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