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((**Es11.221**) influían un poco en la disminución del fervor de algunos y en la relajación de la disciplina de otros. Esto explica, quizá, la reiterada alusion a los novísimos. 8 de agosto. Modo de hacer bien la novena de la Asunción de la Virgen. Estamos en la novena de la Asunción de María al cielo. En casa no se celebra ningún ejercicio público especial de devoción en esta ocasión, pero exhortamos a todos a hacer algún acto de piedad en privado, especialmente la frecuencia de la santa comunión. Además se pueden mortificar los ojos, la lengua y también la gula. Celebramos esta fiesta de la Asunción para pedirle a María Santísima que nos obtenga un tránsito feliz, semejante al que Ella tuvo, que, mejor que muerte, se podría llamar plácido sueño. Yo os auguro a todos una muerte semejante. 9 de agosto. Constancia en el bien obrar para estar tranquilos a la hora de la muerte. Una señora se encomienda a las oraciones de los de la casa. Se hará un triduo según su intención y se desea que también el próximo domingo se ofrezcan por ella las oraciones y las comuniones de los buenos muchachos del Oratorio. Fui hoy a visitar a una señora muy rica, que se encuentra gravemente enferma. Criados, parientes y amigos andaban todos trajinando. No se hablaba más que de médicos, medicinas y consultas de especialistas. Entre tanto, la pobre enferma estaba próxima a presentarse ante el tribunal de Dios. Se confesó, pero, aun después de haberlo hecho, estaba inquieta y no podía conformarse ante el pensamiento de la muerte y tener que abandonar las riquezas. íVanidad de las cosas mundanas! Yo pensaba para mis adentros: mis muchachos son más felices que los ricos y poderosos de este mundo; afrontan la muerte alegres, y hasta deseosos de librarse del cuerpo para ir a gozar del Señor, como lo hemos visto en los que murieron en casa; mientras los ricos, aun sin ser malos, no pueden dejar de temer a la muerte cercana. Y los que hoy hacen sus devociones y mañana se emborrachan, ayunan el sábado y comen carne al viernes siguiente, viviendo por este estilo, y dándose un poco al Señor y otro poco al demonio, no pueden ser bendecidos por Dios y tiemblan cuando se acerca la última hora. Vivamos nosotros en el santo temor de Dios y, al fin de nuestra vida, afrontaremos intrépidos las agonías de la muerte. ((**It11.256**)) 10 de agosto. Remordimientos de los pecadores en punto de muerte y varios propósitos Un miembro de nuestros colegios fue llamado a casa porque su padre estaba enfermo; pero cuando llegó se lo encontró muerto. Nosotros, que siempre rezamos por quien se encomienda a nuestras oraciones, debemos hacerlo con mayor razón por este difunto, padre de un sacerdote de nuestra Congregación, que trabaja mucho por el bien de las almas. Y ahora quiero seguir el tema de ayer noche. Es un tema de máxima importancia, dado que se trata de la muerte. Si con ella nos equivocamos, lo perdemos todo, puesto que se muere una sola vez. Es un gran tormento para el moribundo el pensamiento de haber gozado de la vida y considerar la salud que Dios le concedió y lo mal que la empleó. Pensar que Dios le dio las manos y él las empleó para robar y hacer otros pecados. Dios le dio (**Es11.221**))
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