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((**Es11.210**) los medios que puedan ayudar a conservar este inestimable tesoro, como la comunión frecuente bien hecha, la ferviente devoción a la Virgen María, las visitas a la iglesia y cosas semejantes. Espero que hagáis todo esto y quedaréis muy contentos; que todo cuanto ahora podamos decir de la felicidad que nos aguarda, es nada. 20 de mayo. Explicación de las palabras evangélicas: <>. -Se ha determinado, mis queridos jóvenes, como se hacía en los años pasados, que la moneda corriente para estas fiestas de María Auxiliadora sea la moneda acuñada en la banca nacional del Oratorio de San Francisco de Sales. No tendrán curso las monedas de otros países. Esta disposición, como ya os habéis dado cuenta muchas veces, es para evitar los grandes desórdenes que se tendrían en caso contrario. Don Julio Barberis, (después de pedir y obtener la palabra). -Yo, quisiera, si don Bosco me lo permite, hacer una pregunta sobre las cosas que ya nos dijo otra vez sobre la vocación. Don Bosco. -Dila, dila. Barberis. -Me parece que la otra vez nos expuso y no nos explicó aquellas palabras del Evangelio: <>. Me han hecho muchas preguntas a este respecto y yo respondí que estas palabras no hay que tomarlas en sentido general, sino que se refieren al caso en que la voluntad de los padres se opusiera directamente a la voluntad de Dios, ya manifestada sin lugar a dudas; como, por ejemplo, el caso de un pagano que se quisiera hacer cristiano, o un protestante, católico, y los padres se opusieran; o si tuviese vocación declarada para el estado eclesiástico y los padres no se lo permitieran: entonces, antes que ir contra la voluntad de Dios, se debe, en cierto modo, odiar a los padres, esto es, no obedecerlos y seguir la llamada del Señor. Don Bosco. -Eso está bien, es verdad; pero yo añado más; no sólo en semejantes casos se debe superar el amor de la carne y de la sangre, sino siempre que así lo pida la mayor gloria de Dios. Y nótese bien que no es don Bosco quien lo dice, como alguno de vosotros desaprensivamente ha asegurado. Y también lo han corrido algunos padres: -íDon Bosco ha dicho esto! >>Para qué dice esto a los muchachos? -Escuchadme, no soy yo quien lo dice, es nuestro Divino Salvador. Y la razón de estas mis palabras es porque las considero de mucha importancia y de mucha necesidad. Y es por lo que ((**It11.243**)) deseo explicar las palabras de Jesucristo. Ténganse en cuenta las circunstancias en que las pronunció. Se encontraba predicando en medio de las turbas. En esto llegó su madre, María, con algunos de sus primos y parientes, que en hebreo se llamaban hermanos. Quieren hablar con él. Los más próximos al Divino Redentor le avisan: -Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y te buscan. Y Jesús responde: ->>Quién es mi madre? >>Quiénes son mis hermanos? Mi madre y mi hermano son los que escuchan la palabra de Dios, (san Lucas 14, 26). Y en otra parte: -Quien viene a mí y no odia a su padre y a su madre, no es digno de mí, (san Mateo 10, 35). Yo he venido a separar al padre del hijo y a la madre de la hija... Enemigos del hombre son sus propios domésticos. (**Es11.210**))
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