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((**Es11.177**) le ayuda como vicerrector don Miguel Rúa. Mas no se crea que don Bosco fuese un director honorífico y que su ayudante tuviese el nombre de vicerrector, pero que actuara, de hecho, como director. Las actas de las distintas sesiones, tan transparentes en su laconismo, nos presentan un don Miguel Rúa que preside, propone y toma acuerdos con los demás miembros; pero se ve muy bien que, por encima de sus ideas, está la preocupación de interpretar debidamente el pensamiento de don Bosco: en efecto, cada vez que se presenta algo nuevo, la deliberación queda siempre pendiente de lo que diga don Bosco. Se ve que un Capítulo así no se apartaba ni un ápice de la línea de conducta, que don Bosco hizo norma de su vida y que se formula con una sola palabra: prevenir. Así, por ejemplo, se someten a minucioso examen con anterioridad y se estudian, hasta con un mes de anticipación, las cosas de mayor relieve, para poder prevenir con tiempo las posibles eventualidades y preparar las adecuadas providencias. Y a este fin se solía volver a leer las deliberaciones de los años precedentes, con las correspondientes anotaciones posteriores; porque don Bosco enseñaba a recoger y poner por escrito los datos de la experiencia, para atesorarlos y valerse de ellos en circunstancias análogas. Hay un episodio de este tiempo muy aleccionador 1. ((**It11.203**)) Hacia 1875 se había comenzado a permitir que en la fiesta de María Auxiliadora permaneciera la gente en la iglesia hasta hora muy avanzada de la noche y que circulara por los alrededores de la misma. Esto dio origen a ciertos inconvenientes: algunos de casa, por ejemplo, burlando la vigilancia de los superiores, se escondieron una vez en los sótanos para hacer una cuchipanda. Esto ocasionó que algunos capitulares mantuvieran su parecer de que debía abolirse aquella vigilia, que, por otra parte, favorecía la piedad de los devotos, especialmente los forasteros. Cuando la oposición llegó a oídos de don Bosco, dejó que hablaran y después observó: -Ha sucedido esto, sí; >>pero quién tiene la culpa? Vosotros, que no habéis vigilado lo suficiente. Por tanto, no se deje de hacer el bien para evitar el mal; es mucho mejor que otro año se tomen a tiempo todas las precauciones para que los inconvenientes que hoy se lamentan no se repitan más. Don Bosco trataba de propósito personalmente los asuntos y casos de cada día después de la cena: Como remate de sus laboriosas jornadas, acabado su frugal refrigerio de la noche con la comunidad, aprovechaba 1 Lo referimos tal como lo atestigua don José Vespignani, que lo bebió en buenas fuentes. (**Es11.177**))
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