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((**Es10.89**) me ha convertido de la incredulidad a la fe cristiana, que yo había perdido casi por completo 1. Don Bosco hacía todo lo posible por permanecer oculto, pero la Virgen animaba a sus devotos a acudir a él. Pertenece precisamente a estos años el sueño de Josefina Razzetti, natural de Pino Torinese, que ella misma notificó el 23 de mayo de 1877. A fines de diciembre de 1870 sufrió un violento dolor de costado, que aumentaba de día en día; como quiera que el médico decía que ya no había remedio, a mediados de enero de 1871 le administraron los santos sacramentos. Recibió la bendición papal, se durmió plácidamente, y en el sueño le pareció ver a don Bosco en actitud de bendecirla y recomendarla a la bondad de María Auxiliadora. Al instante, radiante de alegría, se despertó, y, ocho días después, estaba fuera de peligro y se levantaba curada. Otro acontecimiento significativo. Un domingo del mes de mayo de 1873, la señora María Vaschetti, víctima de sus achaques, no pudo ir a la iglesia para asistir a las funciones religiosas ((**It10.88**)) y se quedó sola en casa rezando junto al fuego. Estaba sentada, saltóle una chispa a las ropas y no se dio cuenta de ello hasta que se propagaron las llamas. Se asustó, se echó a correr por las habitaciones y las llamas se levantaban cada vez más. La rodeaban por todas partes y se sentía desfallecer. Volvió los ojos extraviados a la ventana, contempló a su través la estatua de María Auxiliadora que remata la iglesia de Valdocco, cerca de la cual se encontraba su vivienda. La pobre señora levantó en medio del apuro las manos suplicantes hacia la estatua y exclamó: ->>Permitiréis, María Auxiliadora, que vuestra devota sierva muera de este modo tan terrible? Era una de las piadosas bienhechoras, que habían contribuido a levantar la iglesia. Dichas estas palabras, como si le hubiesen arrojado encima agua fresca (repetía ella después), se encontró de repente libre de las llamas y del peligro. Poco después llegó el hermano y al verla tan abatida, le preguntó el motivo. La piadosa señora le contó cómo, por un evidente milagro de María Auxiliadora, se había librado de una muerte terrible. Acudió después a dar las gracias a la Bienaventurada Virgen María en su iglesia, e insistió para que se publicara en la prensa el hecho en acción de gracias y exaltación de María, honrada con el título de Auxilio de los Cristianos 2. Pero especialmente mediante los prodigiosos efectos de la bendición, que don Bosco daba en nombre de María Auxiliadora, impulsaba la Virgen a todos a recurrir a su Siervo... íHabía que verle en aquellos instantes para reconocer en él al Hombre de Dios! 1 Ibídem, pág. 164. 2 Ibidem, pág. 162.(**Es10.89**))
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