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((**Es10.757**) novenas y ejercicios espirituales en las iglesias o capillas de los Oratorios. En marzo de 1852 se concedieron con un Decreto a propósito todas las facultades necesarias y oportunas a esta Institución. Existe el original del mismo en la Curia, que yo mismo llevé y entregué en manos del Arzobispo monseñor Riccardi, quien confirmó todas estas facultades, y V. E., al conceder algunos derechos parroquiales a la iglesia de María Auxiliadora, aseguraba que con aquellas concesiones no entendía derogar nada de cuanto ya había sido concedido por sus antecesores. Por estas razones varias veces al año se dieron ejercicios espirituales en Turín, en Moncalieri, en Giaveno y en Lanzo sin recurrir nunca ((**It10.831**)) a la Autoridad Eclesiástica. Su Excelencia, cuando era solamente canónigo, los ha predicado varias veces aquí, en Valdocco y en Troffarello, pero ni V. E., ni yo pedimos permiso alguno. Y ahora, al hacer lo mismo que suele hacerse hace ya tantos años, estaba yo íntimamente persuadido de que no emprendía nada que pudiera ser contrario a las prescripciones canónicas y a las órdenes siempre respetables de V. E. Ya antes de recibir su carta, eran varias las fuentes de información que me iban amplificando el resentimiento que V. E. mostraba con unos y después con otros, pero siempre como con la mala interpretación de un deseo de impedir el bien de los fieles. Muchas cosas que se refieren a mí y a V. E., son exageradas y torcidamente interpretadas por la opinión pública, es decir, por quien vive denigrando vidas ajenas. Le ruego ahora que me permita hablar un instante con el lenguaje del corazón. Me parece que, ante el tribunal de Dios, V. E. y yo, que estoy ya mucho más cerca de él, quedaríamos mucho más contentos si, dando de lado a las solicitudes por lo mejor, nos pusiésemos a combatir el mal y promover el bien y volviésemos a aquellos tiempos en los que cualquier idea del pobre don Bosco era para V. E. un proyecto digno de ser realizado. No se anduvo con cartas de acá para allá, que no hacen más que aumentar los disgustos y dar pie para el reproche y la mofa a los enemigos de la Religión. >>No sería mejor que V. E. escribiera, pero no en términos vagos, sino de un modo concreto y específico lo que desea de esta pobre Congregación, cuyos socios trabajan con todas sus fuerzas por el bien de la Diócesis, que le confió la divina Providencia? >>Y que además se dejara para siempre sepultado el pensamiento que alguien querría neciamente suponer en don Bosco, a saber, que quiere mandar en casa ajena? No he escrito con intención de ofender, ni de disgustar a V. S. y, si por azar, alguna involuntaria expresión pudiese desagradarle, pídole humildemente perdón.Siempre hemos rezado en esta casa y seguimos rezando por su preciosa salud, y con toda la confianza de que conozca a este pobre escribiente, le aseguro que siempre fue y será, de V. E. Rvma. Turín, 10 de septiembre de 1874. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El Arzobispo se disgustó todavía más. Y siguió repitiendo a todos los diversos motivos con los que don Bosco le proporcionaba tantos disgustos. (**Es10.757**))
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