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((**Es10.612**) Costamagna con la misma familiaridad con que solía hablarle cuando era canónigo y después Obispo de Saluzzo; comenzó a pedirle noticias de su salud, de la hermana, de la sobrina y de muchas otras cosas. Monseñor no le contestó ni una palabra y le miró serio y con cierto desdén. Don Santiago, sorprendido, se calló, y entonces el Arzobispo, como en son de reproche, le preguntó: ->>Quién es usted? Dándose cuenta de su error, don Santiago Costamagna se limitó a responder: -Soy Santiago Costamagna, el mismo que tocaba y cantaba en Lanzo, cuando Vuestra Excelencia nos honraba con su visita. Monseñor no añadió una palabra más, pero, después de decirle con una mirada autocrática: -No olvides quién soy yo, y verás la distancia que hay entre ti y mí, se puso a conversar con otros. También don Juan Cagliero había comprobado el cambio del Arzobispo. Iba con cierta frecuencia a presentarle recados de parte de don Bosco. Un día oyó al que había anunciado su visita a Monseñor, diciéndole que podía pasar y que Su Excelencia lo recibía como a don Juan Cagliero y no como a Salesiano. Y él, rápido y de modo que lo oyeran los presentes, replicó: -íJuan Cagliero no salesiano, no existe! Y saludando, se retiró. >>Qué había sucedido? Al llegar a Turín dejó de ser el amigo y el confidente de los nuestros para convertirse en el Ordinario, el Arzobispo, y por consiguiente, su ((**It10.673**)) Superior Eclesiástico inmediato, que había comenzado a acariciar el propósito de tener a la Sociedad Salesiana bajo su plena jurisdicción. En repetidas entrevistas, don Bosco le expuso su gran deseo de iniciar los trámites para obtener de la Santa Sede la aprobación definitiva de las Constituciones, y Monseñor nunca dejó de indicarle con qué condiciones; sin embargo, lleno de admiración hacia el Santo Fundador, e íntimamente convencido de que en la Obra Salesiana, como repetida y solemnemente había declarado, se veía a primera vista la mano de Dios, le aseguraba que lo ayudaría de muy buena gana, como había hecho hasta entonces, pero firme en la idea de poderla tener, en la forma más concreta, bajo su dependencia. (**Es10.612**))
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