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((**Es10.529**) Le hubiera gustado mucho volver al lugar sagrado durante el día, pero no se lo permitía la distancia. Si por algún motivo tenía que ir al pueblo, no dejaba de entrar y estarse allí largo rato, rezando fervorosamente con la mirada puesta en el Sagrario. A Jesús Sacramentado volaba su pensamiento, y volvía a menudo la mirada hacia la Iglesia a lo largo de jornada; no dejaba de hacerlo por la tarde, a la hora en que se reunían en la parroquia muchas almas piadosas, atraídas por el celo del piadosísimo sacerdote Domingo Pestarino, para hacer la visita al Santísimo Sacramento, un poco de meditación y lectura espiritual y rezar el Rosario. A aquella hora, cuando se encendían las velas del altar y, por un efecto afortunado de ubicación, las vidrieras del ábside del templo se iluminaban con vivos reflejos, que se veían también desde la alquería Valponasca, María solía apartarse de los suyos y colocarse junto a la ventana desde donde se divisaba aquel resplandor. Allí, ícon la mirada clavada en la iglesia, rezaba y rezaba con el mismo fervor que si estuviera delante del altar! Los familiares no tardaron en darse cuenta de ello y empezaron también a ponerse a su lado el padre, la madre, tres hermanos y tres hermanas menores que ella para rezar juntos las oraciones de la noche. Por aquellos tiempos no había en las aldeas del Piamonte escuelas para niñas. María, deseosa de adelantar en la virtud ((**It10.578**)) mediante el conocimiento de la Religión y de los propios deberes, aprendió privadamente a leer y comenzó a meditar libros devotos como la Práctica de amar a Jesucrito, las Máximas eternas de san Alfonso, el Diario espiritual, sacando de ellos alientos y orientaciones prácticas para vivir unida a Dios. Era una alma hermosa. Todos lo comprendían así, sobre todo cuando salían de sus labios aquellas frases lapidarias cuando decía, según su costumbre, una buena palabra a las personas conocidas. Acostumbraba decir en sus paseos matutinos bajo el ardiente centelleo del firmamento: -íMirad cuántas estrellas y qué resplandecientes! íAlgún día estarán bajo nuestros pies, porque nosotros estaremos más altas que ellas! Los caminos del Señor, cuando hubo que preparar la primera Superiora de las Hijas de María Auxiliadora, fueron tan maravillosos que nos parece se le pueden aplicar las palabras de la Biblia: Yo le he suscitado en gracia para educar a la práctica de la honestidad y de la religión también a las jovencitas, y todos sus caminos allano (Is. 45, 13). (**Es10.529**))
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