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((**Es10.275**) -Pero aquí en Varazze se temía mucho que yo muriese. Una tarde que estaba yo muy mal, rogué a Francesia que mandara llamar al notario, pues es de persona prudente hacer testamento, pero él se echó a llorar y se marchó. Y fue contándole cómo Cuffía estaba seguro de que no se dirigiría directamente a Varazze. Y a las tres de la tarde, como había determinado, comió en la habitación junto con don Juan Bautista Lemoyne, don Juan Francesia, el reverendo Cuffía y el jefe de estación; y pasó un día tan bueno, como nunca después de la enfermedad. Estuvo levantado de las diez de la mañana a las nueve de la noche y decía: -Es el primer día que como con apetito; los otros días comía para sostenerme en pie. Se esperaba que, si la mejoría progresaba, podría estar en Turín para el último domingo de carnaval. El día 24 comenzó a bajar las escaleras: <>. Enría volvió a arreglarle la barba y el cabello. Tenía tan buen color que parecía no haber estado enfermo tanto tiempo; habían desaparecido totalmente los diviesos y no tenía fiebre alguna. Al atardecer, fueron al colegio el organista de la iglesia de San Ambrosio y varios señores de la compañía filarmónica para dar un concierto en la habitación de don Bosco, pues sabían cuánto le gustaba la música. Componían un buen conjunto musical con tres violines, violonchelo, flauta y clarinete. Asistieron también el secretario del Ayuntamiento, el jefe de estación, el médico, el alcalde, el párroco y ((**It10.298**)) varios superiores del colegio. La estupenda interpretación de diversas melodías extasió a don Bosco, que no se cansaba de dar las gracias a aquellos buenos señores y de aplaudir, diciendo: -Si aquí en la tierra se toca tan bien, ícómo sera la música del paraíso! Les deseo a todos ustedes que un día formen parte de la gran orquesta del cielo y a nosotros que podamos gozar de sus dulces sones, que durarán eternamente. Doy las gracias a todos desde lo mas hondo de mi corazón, particularmente a los señores músicos (y los fue nombrando uno a uno), que han querido honrar al pobre don Bosco y proporcionarle una satisfacción tan agradable. Agradezco también a todas las piadosas personas, que con sus oraciones obtuvieron finalmente mi ya completa curación. Y al señor cura, al señor alcalde y a todos los ciudadanos de Varazze la bondad y la caridad que han tenido conmigo... Al día siguiente dio una conferencia a todos los hermanos, sacerdotes, (**Es10.275**))
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