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((**Es10.274**) de sus hijos lejanos y hablar de nuestras cosas y de la marcha de las casas. Todavía no habían ido a visitarle los directores de Borgo San Martino y Lanzo. Don Juan Bonetti difería la visita de un día para otro por asuntos especiales, y se le esperaba continuamente. Don Bosco mandó escribir a don Juan Bautista Lemoyne diciendo que quería verle <>, y decía al reverendo Cuffía: -Mira, don Juan Bautista Lemoyne recibirá la carta el sábado, 20 de enero. El domingo confesará a los muchachos, predicará el sermón de la mañana y el de la tarde y saldrá enseguida para Turín, donde dormirá. Tomará el primer tren directo del lunes y llegará a Varazze a eso de las dos y media de la tarde. Procura que vaya alguien a esperarle a la estación para traerle la maleta. -No será así, contestó Cuffía; don Juan Bautista irá de Sampierdarena a Génova, para ver a su madre, y no llegará aquí antes del martes. -Diciendo eso, ya se ve que no conoces a don Juan Bautista Lemoyne. Estaba don Bosco tan seguro de esta previsión que ordenó se prepara la mesa para que comiera en su habitación hacia las tres. Pero Cuffía se mantuvo en su opinión y no envió a nadie a la estación. El lunes llegaba don Juan Bautista Lemoyne, con su maleta en mano, a la hora prevista. Entró en la habitación de don Bosco, después de haber cumplido punto por punto lo que éste había dicho. Tan pronto como lo vio, le preguntó: ->>No salió nadie a esperarte? -íNo he visto a ninguno! ->>No has ido Génova a ver a tu madre?, añadió sonriendo. ->>Desviarme del camino sabiendo que don Bosco está enfermo y que me espera, después de haberme invitado tan cariñosamente? Perdóneme, aún tengo un trocito de corazón y un adarme de cabeza. ->>Y qué has pensado cuando supiste que estaba tan enfermo? >>Temiste que estaba para morir? ((**It10.297**)) ->>Yo? Nunca temí tal cosa. Sentía que don Bosco sufriese, pero estaba seguro de que no moriría. ->>Y por qué? ->>No recuerda el sueño de las diez colinas? Pues bien: usted llegó a la octava. Yo calculo diez años por colina. Por lo tanto tiene que acercarse a los ochenta años. Además, en el sueño andaba usted encorvado y sin dientes, y ahora todavía no anda así. (**Es10.274**))
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