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((**Es10.1248**) una bonita ciudad con un comercio imponente, que centraliza todo lo que Alabama, Florida, Georgia y parte de Carolina trafican. No hay en ella un solo colegio medio masculino y, en cambio, abundan las escuelas superiores y universidades. Pero, en ochocientas millas al norte y más de mil al sur, no hay ni un miserable colegio libre, ni protestante, ni católico. Esto basta para demostrar la necesidad de un colegio. Savannah católica tiene dos escuelas libres con muchísimo alumnado y un orfanato masculino confiados a las monjas. Es fácil comprender que, si estuviesen en manos de sacerdotes, lo mismo éste que aquéllas, llenarían mejor su cometido y los deseos del Obispo y de los ciudadanos, que dan los fondos para sostenerlos. Savannah no tiene más que seis sacerdotes en la ciudad y nueve para toda la vasta diócesis. Faltan sacerdotes y los que hay no tienen una casa donde hacer sus ejercicios y acudir para satisfacer sus necesidades espirituales y científicas. Ahora, esto que había nacido y vivía en mi alma, sin esperanza de poder realizarlo, volvió de repente a mi pensamiento en el momento en que monseñor Gross me daba su encargo para un Seminario diciendo: -A mí me basta que me deis sacerdotes para la diócesis. No tenía yo tiempo ni importaba que le dijese al Obispo lo que pensaba añadir al Seminario. Tanto más cuanto que yo pensaba retirarme a una casa religiosa. Ahora bien, es evidente: 1. Que un seminario puede ser colegio y seminario a la vez, al menos hasta la teología. Y así quedarían reducidos los gastos del colegio y del seminario, puesto que la casa, la administración, la dirección, la enseñanza, el servicio, pueden servir para uno y para otro al mismo tiempo. 2. Que los alumnos del seminario, si no ofrecen fundadas esperanzas para el sacerdocio, quedan, sin ser licenciados, en condiciones para pasar a la educación ((**It10.1360**)) seglar y los alumnos del colegio tienen la oportunidad y comodidad de pasar de éste a aquél. 3. Que, mediante una sencilla división y diferente salida, también el orfanato puede estar bajo el mismo techo, con la misma administración y dirección, y para la vigilancia y enseñanza pueden servir los clérigos de la casa. 4. Que las escuelas libres pueden ser entregadas a esta casa y, de este modo, lo que perciben los maestros de éstas y las religiosas de los orfanatos masculinos puede ingresar en la caja del seminario. 5. Que la casa del seminario puede servir para casa de ejercicios y de subsidio espiritual y científico del clero. 6. Que los sacerdotes de la casa pueden ayudar al Obispo para la predicación y las confesiones. Y, sin embargo, no está aquí todo todavía, ni siquiera lo más importante. Piensa el Obispo que setecientos acres de tierra, arrendados o cultivados, bastan para mantener un seminario. Tal y como están, apenas bastarían para pagar al agente que los administra. Darán buen rendimiento, si se los cultiva como es debido, pero esto requiere gastos y tiempo, que no nos convienen. Podrían ayudarnos, si se vendieran oportunamente, y con su importe bastaría para fundar e ir adelante dos o tres años. Pero, si en cambio añado el colegio, satisfago con ello el deseo de los ciudadanos, me gano sus simpatías y por tanto sus bolsas. Así, la casa fundada para colegio me sirve también para seminario, y las buenas pensiones de los colegiales mantienen el personal, que sirve para lo uno y para lo otro. (**Es10.1248**))
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