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((**Es10.1015**) Si queremos, pues, queridos hijos míos, promover las buenas costumbres en nuestras casas, hemos de ser maestros en ellas con nuestro buen ejemplo. Proponer a otros una cosa buena, mientras nosotros hacemos lo contario, sería imitar a quien quisiera alumbrar con una lámpara apagada en la obscuridad de la noche; o bien quisiese servir vino con un vaso vacío. Más aún, me parece que se le podría compara a quien se empeña en condimentar los alimentos con sustancias venenosas, puesto que de este modo no sólo no se promueven las buenas costumbres, sino que se da ocasión para obrar mal, se da escándalo, y entonces nos convertimos en sal insípida, estropeada, que no sirve más que para arrojarla a la basura: Vos estis sal terrae, nos dice Cristo, quod si sal evanuerit, in quo salietur? Ad nihilum valet ultra, nisi ut mittatur foras et conculcetur ab hominibus. La voz pública deplora a menudo hechos inmorales sucedidos con ruina de las costumbres y escándalos horribles. Es un gran mal, es un desastre; yo pido a Dios que disponga las cosas de tal modo que se cierren todas nuestras casas antes que sucedan en ellas desgracias como éstas. ((**It10.1106**)) No quiero por otra parte ocultaros que vivimos en tiempos calamitosos. El mundo actual es tal y como nos lo describe el Salvador: mundus in maligno positus est totus. El mundo quiere verlo todo, juzgarlo todo. Además de los perversos juicios que hace de las cosas de Dios, a menudo agranda las cosas y frecuentemente las inventa para daño de los demás. Mas, si por desgracia logra apoyar su juicio en la realidad, ípodéis imaginarlo armando estruendo y pregonándolo a son de trompeta! Sin embargo, si buscamos con imparcialidad la causa de estos males, las más de las veces nos encontramos con que la sal se echó a perder y la lámpara quedó apagada, esto es, que la carencia de santidad, en quien mandaba, ocasionó los desastres acaecidos entre sus dependientes. íQué grande es la virtud de la castidad! Mientras brille entre nosotros, es decir, mientras los hijos de san Francisco de Sales la estimen practicando la vida retirada, la modestia, la templaza y todo lo que hemos prometido a Dios con voto, siempre tendrá entre nosotros un puesto distinguido la moralidad; y la santidad de costumbres resplandecerá como antorcha ardiente en todas las casas que dependen de nosotros. Si Dios me da vida, espero poder volver a escribiros, dentro de poco, sobre algunos medios, que me parece podrían ayudaros eficazmente a promover y conservar las buenas costumbres entre nuestros alumnos. Entre tanto, para sacar algún fruto de cuanto acaba de escribiros este amigo de vuestras almas, os ruego hacer lo siguiente: 1.° Ténganse tres Conferencias, o mejor, tres exámenes prácticos, en los que se lea y explique lo que se debe hacer y lo que se debe evitar sobre los votos de pobreza, castidad y obediencia. Después aplíquese cada uno a sí mismo el plan de vida descrito en estos tres capítulos, y determine firmemente corregir lo que encuentra de defectuoso en sus palabras y en sus hechos tocante a pobreza, castidad y obediencia. 2.° Léase también el capítulo que trata de las prácticas de piedad, y después, de rodillas a los pies de un crucifijo, resolvamos, yo lo haré desde aquí con vosotros, querer hacerlas todas con ejemplaridad a costa de cualquier sacrificio. Queridos hijos míos, nos encontramos en el momento más importante de nuestra Congregación. Ayudadme con la oración, ayudadme con la exacta observancia de las reglas y Dios hará que nuestros esfuerzos sean coronados con el triunfo para (**Es10.1015**))
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