Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es1.64**) se llevó el agua y la dejó en su sitio. Juan permaneció un momento de aquel modo, y luego, tímidamente, dijo: -íMamá! -Qué? -No me da agua también a mí? -íCreía que no tenías sed! -íPerdón, mamá! -íAsí está bien! -Fue por el agua y sonriendo se la dio. En otra ocasión, Juan se había dejado llevar por cierto ímpetu o impaciencia propia de su edad y de su temperamento fogoso. Margarita le llamó. Corrió el niño. -Juan, ves aquella vara? -y le señalaba la vara apoyada contra la pared en el rincón de la habitación. -Sí, la veo -respondió el niño, echándose hacia atrás, avergonzado. -Tómala y tráemela. -Qué quiere hacer con ella? -Tráemela y lo verás. Juan fue a buscar la vara y se la entregó diciendo: -íAh, usted la quiere para medirme las espaldas! -Y por qué no, si tú me haces estas travesuras? ((**It1.59**)) -íMamá, no las volveré a hacer! -Y el hijo sonreía ante la sonrisa inalterable de su buena madre. Aquello era suficiente para andar atento otra vez. Pero Juan habría aceptado el castigo, aunque su madre, conforme con su obediencia y docilidad, no le hubiera perdonado. Margarita aseguraba que Juan nunca le había causado ningún disgusto y que, si por inadvertencia estaba a punto de cometer alguna falta pequeña, bastaba advertírselo para que desistiese en seguida. Prometía y sabía mantener sus promesas. José, aunque dotado de índole afectuosa y apacible, cuando era todavía niño, a veces se enfadaba, se encaprichaba y se mostraba reacio a ciertas órdenes. Su mamá le tomaba por la mano, mientras él se tiraba por el suelo, pataleaba y gritaba; pero la madre, sin perder la firmeza, la alegría y la paciencia, aguantaba: -Mira, es inútil, le decía; no te dejaré marchar aunque tenga que estar aquí todo el día. Te toca a ti ceder.-Y si José continuaba con su manía, ella le hacía este razonamiento: -No ves que soy más fuerte que tú? Puedes estar seguro de que no me vencerás y piensa que, si te portas mal, el Señor te agarrará para llevarte a su tribunal y te castigará; y entonces, cómo escaparás de El?-José, al ver que todo esfuerzo era inútil se calmaba, alzaba los ojos hacia el rostro de su madre,(**Es1.64**))
<Anterior: 1. 63><Siguiente: 1. 65>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com