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((**Es1.295**) para tener contenta ((**It1.360**)) a mamá. Deseábamos que Juan Bosco tuviese un concepto bueno y favorable de nosotras. Y, sin embargo, él no nos trataba ni nos dirigía la palabra, nada más que cuando era imprescindible. Nuestro padre, hombre de leyes y tribunales, repitió varias veces en familia que no sabía qué más podía desear en el estudiante Bosco. Veía en él todas las virtudes, aplicación, criterio, religiosidad y amor sincero por el bienestar social>>. Una virtud singular de Juan, de la que apenas si hemos hecho mención y que atraía la admiración de todos, era su mortificación en la comida, especialmente cuando era invitado por alguna familia de Chieri o un párroco. Su comida ordinaria era muy parca y a veces insuficiente: pan, menestra y, en ocasiones un poco de fruta. Parece natural que, dada la ocasión de satisfacer la necesidad y el gusto, no logre un pobre mantenerse dentro de ciertos límites y, por lo mismo, se muestre goloso y descomedido. Juan no era así. La privación era para él una virtud voluntaria. La curiosidad de los huéspedes no descubría en su porte desenvuelto, pero reservado, nada digno de censura. Parecía no darse cuenta de si la comida era abundante o escasa. No empezaba a comer, si antes no habían empezado los otros, y se servía frugalmente de cuanto le presentaban. Terminaba su plato antes que los demás. Guardaba respetuoso silencio: no interrumpía al que hablaba; si le preguntaban, respondía con una amabilidad y gracia que era la alegría de los comensales. Y íasí se mantuvo desde la niñez hasta la edad más avanzada! Parecía que hubiera grabado en su corazón las advertencias del Eclesiástico: <((**It1.361**)) No abras hacia ella tus fauces. Recuerda que es cosa mala tener un ojo ávido. Donde mire tu huésped, no extiendas tú la mano. Juzga al prójimo como a ti mismo. Come, como hombre educado lo que tienes delante, no te muestres glotón para no hacerte odioso. Termina el primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás tropiezo. Si te has sentado a la mesa en medio de muchos no alargues tu mano antes que ellos. íQué poco le basta a un hombre bien educado! y luego en el lecho no resuella. A vientre moderado sueño saludable. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable. El sueño saludable es para el hombre parco: éste duerme hasta la mañana, y con esto su alma quedará alegre>>.1 Estábamos en el mes de junio. La caridad, la paciencia, los buenos modos del profesor Juan Bosco con los alumnos, su empeño 1 Eclesiástico, XXXL, 12 y sigs. (**Es1.295**))
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