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((**Es1.241**)((**It1.286**)) CAPITULO XXXII EL PENSAMIENTO DE LA VOCACION -JUAN DETERMINA HACERSE FRANCISCANO -MOZO DE CAFE -IMPIDE LAS MALAS CONVERSACIONES -ELOGIOS DE SU CONDUCTADA CLASE DE LATIN AL SACRISTAN DE LA CATEDRAL CON el curso de humanidades veía Juan que llegaba el momento de determinarse sobre su vocación. El, que antes deseaba tan intensamente hacerse sacerdote, ahora sentía un temor reverencial, al pensar en la sublimidad de tal estado, en su propia mezquindad y en las obligaciones eternas que habría de contraer con Dios. <>. 1 Sobre este punto de su vida dejó Juan escrita una página de sublime humildad. <((**It1.287**)) para este estado, hacían dudosa y bastante difícil tal deliberación. íOh, si entonces hubiera tenido un guía que se hubiese ocupado de mi porvenir! Hubiera sido para mí un gran tesoro; pero este tesoro me faltó. Tenía un buen confesor, que pensaba hacer de mí un buen cristiano, pero que, en cosas de vocación, no quiso inmiscuirse nunca. Aconsejándome conmigo mismo, después de haber leído algún buen libro, decidí entrar en la orden franciscana. -Si me hago sacerdote secular, pensaba para mí, mi vocación corre el riesgo de naufragar. Abrazaré el estado eclesiástico, renunciaré al mundo, entraré en el claustro, me daré al estudio, a la meditación, y así, en la soledad, podré combatir las pasiones, especialmente la soberbia, que ha echado hondas raíces en mi corazón>>. 1 Levít., XXVI, 2. (**Es1.241**))
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