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((**Es1.195**) haría que me quisieran, les diría una buena palabra, les daría buenos consejos y me entregaría por completo a procurar su eterna salvación. íQué feliz sería yo, si pudiera entretenerme un ratito con mi párroco! Tuve este consuelo ((**It1.228**)) con don Calosso: por qué no puedo tenerlo con otros? - Sobre todo, desahogaba estos pensamientos con su madre; y Margarita, que conocía el corazón de su hijo y era mujer capaz de apreciar tales sentimientos: -Qué le vamos a hacer?, le decía. íSon hombres de mucha ciencia, del todo ocupados en pensamientos serios y no saben adaptarse a hablar con un muchacho como tú! - Pero qué les costaría decirme una buena palabra, detenerse un momento conmigo? - Y qué querrías que te dijeran? - Algún buen pensamiento para el bien de mi alma. - Ya tienen bastante que hacer en el confesonario, en el púlpito, en las demás ocupaciones parroquiales... - Y nosotros los pequeños, no somos también sus ovejitas? - Sí, es verdad; pero íno tienen tiempo que perder! - Y Jesús, perdía el tiempo cuando se entretenía con los niños?, cuando reñía a los apóstoles que querían apartarlos y les decía que los dejaran estar a su lado, porque de ellos es el reino de los cielos? - No, no lo niego, y hasta te doy la razón; pero qué le vamos a hacer? - Ya lo verá: si llego a ser sacerdote, quiero consagrar toda mi vida a los niños; nunca me verán serio, serio; seré yo el primero en hablar con ellos. (**Es1.195**))
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