Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es9.82**) -En cuanto a su defendido, sepa que el Obispo le suspendió porque es un sacerdote que no frecuenta la iglesia, no confiesa, jamás predica. Si quiere encontrarlo, vaya al café y le verá con alegre compañía; acostumbra vestir de forma indigna de un ministro de Dios. Fue avisado muchas veces por su Obispo para que cambiara de modo de proceder, pero no obedeció y empeoró. -Y usted señor mío, >>defiende a una persona así? >>Consentiría usted que este desgraciado subiese al altar para ofrecer el divino sacrificio? Si obrara ((**It9.77**)) así no añadiría una palabra más, porque estaría seguro de no hablar con un católico. Aquél quedó en silencio durante un buen rato y después comenzó de nuevo: -Yo, en verdad, no conozco a ese cura y sólo he oído a varios amigos míos lo que he dicho. -Entonces, concluyó don Bosco, sea usted más cauto al hablar especialmente contra los prelados de la Iglesia, a los cuales debemos la mayor reverencia. Sepa que ellos conocen mejor que nosotros su deber y que obran concienzudamente. Vuelto de Casale a Turín, con una santa insistencia que sólo Dios sabe cuántos sacrificios exigía a menudo a su amor propio, escribía don Bosco a un empleado del Ministerio de la Guerra en demanda de subsidios para unos alumnos, que habían sido recomendados por el mismo Ministerio. Siempre hay que advertir la delicadeza de ciertas frases. Ilustrísimo Señor: Las miserias siempre en aumento entre nosotros durante este año, me animan a recurrir a la probada caridad de V. S. Ilma., que tantas veces he experimentado. El número de niños pobres recomendados por ese Ministerio es un poco crecido, mas lo que nos pone en verdaderas estrecheces es la carestía de víveres. El año pasado, casi por esta misma época, costaba treinta céntimos el kilo de pan, ahora casi se ha duplicado; y lo mismo sucede con los demás artículos. Por eso me encomiendo vivamente a su reconocida bondad, para que se digne, también este año, ayudar a estos pobres muchachos y otorgar la mayor ayuda que pudiere. Junto con estos jovencitos no dejaré de profesarles el más sentido agradecimiento e invocar cada día las bendiciones del cielo sobre usted, mientras con todo aprecio tengo el alto honor de poderme profesar. De V. S. Ilma. Turín, 15 de febrero de 1868. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro.(**Es9.82**))
<Anterior: 9. 81><Siguiente: 9. 83>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com