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((**Es9.804**) Lanza no aprobaba los medios violentos. Pero, conocidas las grandes derrotas de ((**It9.907**)) Francia y el cautiverio de Napoleón, se deliberó, sin más, la anexión de Roma. Se concentró en la frontera un ejército poderoso y se intentó primeramente una sublevación del pueblo romano; después, el 8 de septiembre, el conde Ponza de San Martín se presentaba ante el Papa con una larga carta del rey Víctor Manuel, en la que le avisaba de la indeclinable necesidad, para seguridad de Italia y de la Santa Sede, de que sus tropas, ya en alerta en la frontera, se adelantaran a ocupar las posiciones que eran indispensables para la defensa de Su Santidad y la salvaguardia del orden. Pío IX entregaba la respuesta al Conde el día 10, diciendo que no podía admitir ciertas peticiones, y que ponía su causa en las manos de Dios. Por aquellos días daba don Bosco una prueba más de sus visiones del futuro. La condesa Felicidad Cravosio Anfossi, de Caramagna, escribía a don Miguel Rúa: <>Corrí entonces a don Bosco para confiarle mi preocupación. Estaba él en aquel momento en el patio en medio de una multitud de muchachos. Le supliqué que me aconsejase qué debía hacer para apartar de mí aquella desgracia. Don Bosco estuvo pensativo un rato y después me dijo, con su acostumbrada sonrisa: >>-Usted debe rezar; pero anímese; ninguno de sus hijos tomará parte en la guerra contra el Papa, ni entrará en Roma en esta ocasión. >>En efecto, los regimientos a los que pertenecían mis hijos Vicente y César, no fueron destinados a la marcha. Pero poco después leímos en los periódicos que el regimiento al que pertenecía el más joven de mis hijos, el teniente Teófilo, había llegado a Frosinone y había recibido orden de emprender la marcha hacia Roma. Mientras yo temblaba, he aquí que aquella misma tarde llegaba a casa mi teniente, el cual, sin ningún desagradable motivo y sin haberlo solicitado, ((**It9.908**)) había sido licenciado por un mes, y lo que más nos sorprendió fue que, inmediatamente después de la toma de Roma, fue reclamado al mismo regimiento. Las palabras del Siervo de Dios habían sido proféticas>>. También don Bosco estaba preocupado por la guerra. Algún clérigo suyo había sido llamado a filas, y él escribía a la condesa Callori. (**Es9.804**))
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