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((**Es9.767**) edificio con los muchachos que pernoctaban en los dormitorios de encima. La máquina estaba garantizada solamente para cuatro atmósferas y algunas mañanas el manómetro señalaba ocho. El mecánico se acercaba temblando a abrir las válvulas, porque temía una inminente explosión y se maravillaba de que todavía no hubiera sucedido. Los tipógrafos alababan a María y continuaban sin perturbarse su trabajo para la difusión de buenos libros. En febrero había salido el folleto de las Lecturas Católicas: LA PALABRA DE LA CRUZ, o sea nociones histórico-dogmáticas y morales sobre la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por el padre Carlos Felipe de Poirino, sacerdote capuchino. En la portada se leía Verbum Crucis (I Cor. 1 ). El buen fraile se opone en él a los protestantes que blasfeman contra la cruz, sus reliquias, su culto, su colocación por plazas y calles y como remate de las iglesias; y que la hacían pedazos donde quiera que se propagaban sus sectas; describe los milagros obrados por la Santa Cruz y sus maravillosas apariciones en el cielo a la vista de las multitudes. Para el mes de marzo y abril los suscriptores a las Lecturas habían recibido: EMILIO DEFAIX, o sea el modelo de los artesanos; historia verdadera con los consejos de un amigo sincero, a los jóvenes aprendices, por el abate Richaudeau; traducción de Pedro Bazzetti, presbítero. El joven Emilio creció en la inocencia, perseveró en el bien, esquivó los peligros del alma, gracias a los cuidados de una madre verdaderamente cristiana y de un hermano incomparable. Murió como un santo a la edad de veintitrés años, después de dieciocho meses de enfermedad. Resignado, en medio de atroces dolores, contento por cumplir la voluntad de Dios, con continuos deseos de Paraíso, confortado con alguna visión que bien puede llamarse celestial, edificó mucho a cuantos le conocían. Los consejos, que daba después el autor a los jóvenes aprendices, están llenos ((**It9.864**)) de admirable prudencia y eficacia para prepararlos contra las asechanzas del mundo, quitarles el temor que produce el respeto humano, reforzarles en el amor y en la fe a la Iglesia Católica y animarles a la frecuente recepción de los Sacramentos. La pluma de don Bosco había preparado para el mes de mayo el folleto: NUEVE DIAS CONSAGRADOS A MARIA AUXILIADORA, por Juan Bosco, Pbro. Decía el Venerable al Lector: A más de las obritas publicadas sobre el culto y las maravillas de María, invocada con el título de Auxiliadora de los Cristianos, muchos pedían una novena, que explicara (**Es9.767**))
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