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((**Es9.752**) para facilitar los trámites y allanar las posibles dificultades que pudieran surgir sobre la marcha. Con toda estima se profesa, De V. S. Ilma. Turín, 17 de abril de 1870 Su humilde y seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El Delegado respondió el 22 de abril lo mismo que ya había respondido al Municipio: que el Convento, según lo prescrito por la ley del 15 de agosto de 1867, debía ser vendido en subasta pública, previa aprobación de la correspondiente valoración por la Comisión Provincial. Y se esperó a que fuera anunciada la subasta. El Venerable había decidido estar en Mirabello el 4 de mayo. Como crecía el número de alumnos, se trataba ((**It9.847**)) de realizar también allí una nueva construcción que duplicara la capacidad del Colegio. Pero todavía no se habían empezado las obras cuando se advirtió que, con los calores de la estación veraniega, los alumnos perdían la salud, y fue preciso enviarlos a sus pueblos a tomar los aires nativos para que se restablecieran. Por eso quería ir allí y opinar sobre el lugar, sobre todo porque la Comunidad acariciaba el propósito de trasladar el colegio a Borgo San Martino. En tales circunstancias, escribía don Bosco a la condesa Callori una carta en la que está claro el recuerdo de la ya citada desgracia doméstica. Qué dijo o escribió el Venerable a la noble señora inmediatamente después del triste suceso, no lo sabemos. Benemérita señora Condesa: Su carta se cruzó por el camino con la que yo había escrito a su hija, la señorita María Luisa. Queda, pues, entendido que, si Dominus dederit (si Dios quiere) el martes saldré de Porta Susa a las doce y media y estaré en Casale poco después de las cinco de la tarde. Al día siguiente salgo enseguida para Mirabello, y después a Turín. Cuando veo a V. S. pidiendo perdón porque ha retrasado su caridad, me confunde, y por otra parte casi me hace reír, en el sentido de que pretenda añadir los intereses de su capital. De todos modos ofrezcámoslo todo a la mayor gloria de Dios. Como quiera que son muchas las cosas a hablar, tenga la bondad de avisarme porque cambiaría mi plan. Animo, señora Condesa, mucha confianza en el Señor. Nascimur in lacrimis, lacrymosos ducimus annos; terminat in lacrimis ultima nostra dies (Nacemos con lágrimas, vivimos con lágrimas y acaban nuestros días con lágrimas). Pero después de esto semper cum Domino erimus (estaremos siempre con el Señor). Al menos (**Es9.752**))
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