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((**Es9.74**) seminarios y, ser por tanto inexpertos y poco avezados aún a nuestra vida. >>Pero también disminuye el número de los buenos hermanos. ((**It9.68**)) >>Desde la fiesta de San Francisco de Sales del año pasado, se han perdido dos de nuestros grandes campeones, que habrían hecho mucho bien, y no sabría decir quién de los dos habrá recibido mayor premio en el cielo. Uno, el clérigo José Mazzarello, que era bueno por naturaleza, serio en los propósitos y obediente; el otro, don Enrique Bonetti, que supo vencerse a sí mismo y superar todas las dificultades, aunque era de índole fogosa. >>Por lo tanto, declaró que lo que más importaba era que todos los salesianos se animaran mucho y estuvieran dispuestos a hacer muchos sacrificios por amor de Dios. Exhortó a los sacerdotes y a los clérigos a ser los primeros en la observancia de las Reglas de la casa y a que todos procurasen tener un conocimiento exacto de las mismas. A tal fin, recomendó al señor Director de estudios que encontrara el modo de leer todas las semanas un trozo del reglamento a los sacerdotes, clérigos y alumnos reunidos. Rechazó la proposición, presentada por alguno, de ocultar a los muchachos las reglas a que deben sujetarse clérigos y sacerdotes. >>-Los jóvenes, dijo él, tendrían motivo para quejarse si se vieran obligados ellos solos a reglas y deberes. En público es necesario ser reservados al hablar de hechos, cuando éstos sean censurables; pero hay que hablar claro a todos frente a las leyes. >>Pasando a hablar después de nuestra Sociedad, anunció la oferta hecha para dos casas, una en Novara y otra en Roma, cuya apertura sería muy conveniente, lo mismo material que moralmente, por la gracia que adquiriríamos ante ciertas personas distinguidas. >>Después de la lectura del Decreto con el que el señor Obispo de Casale aprobaba nuestra Pía Sociedad en su Diócesis, don Bosco relató las felicitaciones de los obispos Galletti y Gastaldi. Este último dijo que tal aprobación era como una chispa la cual, como en un inmenso incendio, destruyendo todos los obstáculos que todavía se interponen, hará que nuestra Congregación sea, dentro de poco, recibida en todas partes. Monseñor Galletti quiso una copia de aquel Decreto. Se le dio con la esperanza de que otros muchos prelados se unieran a él para favorecernos. ((**It9.69**)) >>Hablando de los obstáculos, don Bosco aludió a un sueño tenido en los primeros tiempos de la Sociedad, en el que vio a los miembros de ésta caminando por una larga alameda, cubierta de espinas, (**Es9.74**))
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